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 domingo, 11 de septiembre de 2005  
Tarde para lágrimas
Central regaló de entrada y terminó humillado

Gustavo Conti / Ovación

San Lorenzo sacó una gran ventaja de entrada. ¿En el gol de Ariel Pereyra a los 4 minutos? No, mucho antes, cuando su rival decidió que debía guardar algunas armas para jugar por la Sudamericana. Allí estuvo el plus entre un equipo que salió convencido a defender la punta y otro que por esa decisión regaló todo un tiempo, jugó sin delanteros netos en ese lapso y cuando cambió ya estaba 0-2. Demasiado tarde para lágrimas.

Es verdad que jugar dos torneos a la vez obliga a veces a optar, como cuando Cuffaro puso a un equipo de inexpertos ante Lanús y le hizo cuatro. Pero está claro que aquella fue la excepción a la regla, la que dice que generalmente los resultados, goles más goles menos, pueden ser como los de anoche. Y eso que, a diferencia de aquella alegría ante los granates, esta vez guardó unas pocas piezas y no todas, pero ante un rival tan afilado como el santo fue letal.

Además, el próximo partido no estaba a tres días como aquella vez, sino a cinco. Por eso, más allá de que es cierto que Alemanno y Villa volverán con lo justo ante Internacional, que Vitti no estaba bien y que muchas otras opciones no tiene, la ocasión tal vez merecía tomar el riesgo de poner a Marco Ruben de entrada, porque quedó claro que el esfuerzo de Román Díaz no compensó la falta de peso ofensivo de Central en todo el primer tiempo.

Central saltó a la cancha con Monges y el ex Lanús como más adelantados, pero ninguno es de área, ni siquiera se los puede calificar de delanteros netos. Así y todo, no fue menos que San Lorenzo. Después de que absorbió el primero de Pereyra se apropió por largos pasajes de la pelota, aprovechó el sector izquierdo porque allí Alfaro no puso marcas (ya que jugó con dos volantes centrales, Ortiz y Mateo, y tres enlaces: Montillo, Molina y Barrientos), pero sólo merodeó. Adentro del área estuvo poco, al punto que la más clara fue un zapatazo desde lejos de Román Díaz que devolvió el ángulo derecho.

Es cierto que antes Central tuvo otra, pero con dos defensores, cuando Fassi se la bajó a Rivarola, y todo el estadio pidió penal cuando Bottinelli lo sacó bien con el cuerpo. Después la jugada siguió porque Saja tomó inocentemente con las manos un pase atrás de Alvarado, pero el arquero le puso su humanidad al tiro libre indirecto dentro del área ejecutado por Román Díaz, sin dudas lo mejor de Central.

Estas contingencias del primer tiempo fueron la única esperanza auriazul de revertir la temprana derrota. A los 40', cuando Central volvió a dormir en la marca de Pereyra en un córner casi calcado al del primer gol, se palpó claramente que no tendría con qué revertirlo.

Una cosa es poner todo de entrada y otra tratar de levantar el muerto. Por eso, pese a que Andrés Díaz y Ruben arrancaron el complemento, nunca Central volvió a ponerse a tiro de discutir el resultado. San Lorenzo ya lo tenía en el bolsillo y la experiencia (y la suerte) de José Saturnino Cardozo hizo el resto.

El 4 a 0 sonó exagerado pero no tapó el hecho de que algunas decisiones tienen su costo. Quizás el futuro copero le dé la razón a Cuffaro. En el Apertura, dejó pasar una chance inmejorable de ponerse en la pelea en serio.
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Ojeda no logra impedir el primero de Cardozo, el tercero del Ciclón.

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