Incidentes por reclamos salariales de la policía cordobesa

Dos hombres de Apropol presos en Córdoba

Roque y Eber Palermo fueron a apoyar las protestas de sus colegas. Les imputan resistencia a la autoridad

Dos policías rosarinos nucleados en Apropol fueron detenidos ayer en Córdoba, ciudad a la que viajaron para apoyar una protesta de sus pares mediterráneos que reclaman mejoras salariales y colaborar en la conformación de un sindicato. Ambos uniformados fueron imputados de resistencia a la autoridad y anoche se especulaba que recuperarían la libertad en las próximas horas ya que el delito que les achacan es excarcelable.

Roque Palermo y su hijo Eber son dos de los uniformados nucleados en la Asociación Profesional Policial de Santa Fe (Apropol) que fueron pasados a disponibilidad por el gobierno provincial en abril pasado, después del alzamiento producido en la Jefatura para reclamar mejores condiciones laborales tras el asesinato del agente Diego Navarro.

Ambos hombres viajaron el miércoles a la capital mediterránea para apoyar la protesta de sus pares cordobeses. "Ellos no tienen ningún sindicato que los respalde y se contactaron con nosotros para buscar asesoramiento", dijo ayer el sargento Alberto Martínez, secretario general de Apropol y titular interino de la Federación Argentina de Sindicatos Policiales y Penitenciarios.

En ese marco, los policías rosarinos se reunieron con las esposas de sus pares cordobeses. Un grupo numeroso de mujeres se había concentrado frente al portón de ingreso a la sede de la Guardia de Infantería con el fin de evitar que los móviles salieran a cumplir con su trabajo y se adhirieran a la medida de protesta.

Sin embargo, policías que no se plegaron al reclamo recibieron órdenes superiores de despejar la zona y la emprendieron contra los manifestantes para desbloquear el portón. Así se produjeron varios roces y las mismas mujeres recibieron golpes ante las cámaras de televisión. En esas circunstancias fueron detenidos Roque y Eber Palermo, quienes no sólo recibieron empellones de parte de sus colegas cordobeses sino que también fueron arrastrados de los pelos al interior de las dependencias policiales.

La protesta se inició el martes último, cuando el cabo de la policía cordobesa Claudio Cisneros se encadenó en la céntrica Plaza San Martín en reclamo de un aumento salarial. El policía permaneció en esa situación y en huelga de hambre hasta ayer a la tarde, cuando fue internado en el Hospital de Urgencias con un cuadro de deshidratación.

Ya el miércoles al mediodía se habían producido algunos incidentes, cuando una ambulancia intentó llevar a Cisneros para su control médico, con un importante apoyo de efectivos de la Guardia de Infantería, que fueron abucheados por parientes del huelguista y gente que se adhirió a la protesta.

Ante ello, la ambulancia efectuó unas cuadras y Cisneros -según la información oficial- se bajó para retornar a su lugar de protesta hasta ayer, cuando se descompensó y fue internado mientras que sus padres se quedaban en la plaza a ocupar el lugar de su hijo.

Poco después de conocerse los hechos, el sargento Alberto Martínez viajó a Córdoba para imponerse de la situación de sus compañeros de Apropol. "Ellos sólo pretendieron interponerse entre las mujeres y los policías que las golpeaban, pero no sólo terminaron agredidos sino que también los detuvieron", dijo el oficial y agregó: "Cómo no son de allá era más fácil detenerlos a ellos y no a las mujeres de sus propios compañeros".

Finalmente, Martínez manifestó que "hay mucho malestar en los hombres de la fuerza de Córdoba y que nos hayan convocado demuestra que estamos creciendo no sólo en Santa Fe sino en otras provincias del país. Tarde o temprano los gobiernos tendrán que aceptar a la agremiación policial como a la de cualquier otro trabajador".

Las mujeres bloquearon los portones de la Jefatura cordobesa.