Año CXXXVII Nº 48700
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Salud 23/03
Autos 23/03
Turismo 20/03
Mujer 20/03
Economía 20/03
Señales 20/03
Educación 19/03

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 27 de marzo de 2005  
El sonido de la salsa hace furor en Japón
El mambo, la rumba y el son cubano han encontrado un nutrido grupo de fanáticos en la ciudad de Tokio

Natalie Obiko Pearson

Un palpitante mambo resuena en un cavernoso club nocturno cerca de la bahía de Tokio. Los bailarines, sudorosos, con las ropas adheridas a sus cuerpos, mueven las caderas y giran con creciente desenfreno. La escena es un mundo aparte del formal y ordenado Japón que vive afuera. Y eso es exactamente lo que les encanta a los bailarines.

La salsa, nombre genérico para una variedad de música y bailes con raíces latinas y afrocaribeñas como el mambo, la rumba y el son cubano, ha encontrado un insólito grupo de fanáticos en Japón.

"Es como si hubieran despertado de repente. Están asombrados por la brecha que existe entre sus vidas cotidianas y la vida en la sala de baile", dice George Watabe, de 56 años, un productor de espectáculos al que se considera el mayor responsable del auge de la salsa en este país de tradiciones muy conservadoras.

"Es una especie de revolución, una rebelión de las masas", añade Watabe con una sonrisa radiante.

Las señales de ese boom en Japón son inconfundibles. La publicación mensual 120% Salsa ha pasado de un folleto de una página en 1996 a una revista completa con una circulación de 40 mil ejemplares. En sus páginas se mencionan unos 200 eventos mensuales relacionados con la salsa en diferentes partes del país. Las casas de música ofrecen actualmente numerosos discompactos de salsa, y las clases de gimnasia en base a la salsa son ahora algo estándar en gimnasios japoneses.

La rebelión de la salsa mostró su esplendor en Tokio cuando 3.400 personas convergieron para el Congreso Japonés de la Salsa, el sexto evento anual de ese tipo. Se trata de una fiesta de tres días de duración dedicada a la grave tarea de bailar de manera alocada.

Y se trata de algo muy serio. Aunque la salsa alienta el desenfreno, los fanáticos japoneses dejan muy poco librado al azar. En el curso de los eventos algunos toman notas y otros registran los movimientos con cámaras de video para poder estudiarlos y dominarlos en sus casas.

"A los japoneses les encanta aprender y estudiar cosas. Basta ver la pasión que sienten por el golf. Es lo mismo", dice Chiaki Noji, empleado de una empresa cinematográfica que bailó en el congreso de la salsa.

Como con otros pasatiempos en Japón, sus practicantes usan vestimentas muy elaboradas. Y el dinero no es problema. Los bailarines suelen gastar unos 250 dólares por un par de zapatos de salsa con tacos reforzados. Las bailarinas de salsa gastan cientos de dólares en salones de bronceado para adquirir un aspecto latino sensual.

La popularidad de la salsa en Japón coincide con un auge de la música latina durante la última década, alentado por películas como el documental de Wim Wenders "The Buena Vista Social Club", estrenado en 1999, y por el éxito de cantantes como Ricky Martin.

Pero muchos dicen que la salsa tiene una resonancia especial en Japón debido a su discrepancia con el resto de la sociedad. "Los japoneses son tímidos y suelen ocultar sus sentimientos. Oír música y mover el cuerpo es algo realmente liberador", dice Mayumi Iida, un empleado de oficina, de 27 años de edad.

Para algunos japoneses la salsa es más que un entretenimiento, es un estilo de vida. Ryoko Ohara, de 31 años, fue durante mucho tiempo "dama de oficina durante el día, reina de la salsa durante la noche".

Ella dice que la salsa le ayudó a escapar de las largas horas de oficina y de la inflexibilidad de su sitio de trabajo. "Luego que comencé a bailar salsa, de repente mi vida se hizo divertida", afirma, describiendo cómo pasaba sus horas de almuerzo diseñando coreografías para sus números.

Cuando comenzó a coproducir el Congreso de la Salsa en Japón, con Watabe, hace seis años, la salsa era "demasiado tabú", dice Ohara. Había maestros de baile temerosos de ser estigmatizados, que ocultaban su baile a familiares y amigos. Pero ahora esa actitud ha cambiado por completo en Tokio. (AP)
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Ricky Martín es un suceso en Japón.

Notas Relacionadas
Libertad



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados