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 domingo, 27 de marzo de 2005  
Arrepentido. Habla el hombre que huyó tras atropellar a una anciana en 1994
"Quiero descargar mi conciencia, fue un accidente, no un crimen"
Tiene 65 años y guardó el secreto todo este tiempo. "Es una cuenta pendiente que tengo en mi vida", dice

Diego Veiga / La Capital

Asegura estar pasando "un muy mal momento anímico" ya que su hermano falleció hace un mes. A eso se suman diversos problemas económicos por negocios que no funcionaron y una verdulería que nunca alcanzó a consolidarse. Está separado, su hija no vive en Rosario y su hijo de 21 años está pronto a viajar a Italia para formarse un futuro. Angel Ortolani tiene 65 años y desde hace casi once no puede sacar de su cabeza la imagen del accidente que protagonizó en Uriburu y pasaje Mellián. No resistió más y decidió escribir una carta de lectores para contar su historia. "Quiero descargar mi conciencia. Fue un accidente, no un crimen", remarca.

- ¿Por qué sintió necesidad de contar esto después de once años?

-Tomé una determinación. Puede haber una persona que a lo mejor esté involucrada con este caso, que la estén culpando o que la hayan culpado. Yo quería descargar mi conciencia. Quedo a merced de los familiares de la señora fallecida. Si quieren venir a hacerme alguna recriminación, los escucharé. Lamentablemente fue un accidente. No fue un crimen.

-¿Usted se acuerda la fecha exacta del accidente?

- El 1 º de mayo de 1994, cerca de las 12 del mediodía. Estaba lloviendo.

-¿Dónde fue?

-En Uriburu y un pasaje que no recuerdo como se llama. Había un camión estacionado, grande, y la señora apareció por delante del camión.

-¿Qué auto manejaba?

-Era un Fiat 125, un color medio amarillo. Yo lo había pedido prestado, me lo habían dado y justo me salió esta señora por delante del camión.

-¿Dónde estaba el camión?

-Estaba estacionado como corresponde, bien al lado del cordón, pero la señora salió desde adelante y yo la toqué, la choqué prácticamente, la tiré a un costado y la agarró una camioneta también de costado.

-¿Por dónde venía la camioneta?

-Un poco más atrás, a mi izquierda

-¿Y usted qué hizo?

-Y yo me fui, me asusté, como el auto no era mío...

-¿Qué hizo después del accidente?

-Me fui a mi casa y me quedé ahí. Al día siguiente le llevé el auto al que me lo había prestado. Sólo se había roto el espejo del lado izquierdo. Ni le comenté a este muchacho lo que había pasado. Le dije que había dejado el auto estacionado al frente de mi casa y a la mañana le faltaba el espejo.

-¿Y cómo se enteró que la señora atropellada había fallecido?

-Por comentarios en el barrio. Se que a la señora la auxiliaron y que la llevaron al Clemente Alvarez. El señor este que la llevó por delante también creo que la rozó. Conmigo fue un golpe pero no tan fuerte, la desplazó, eso sí. Cruzaba con un paraguas, prácticamente sin mirar y cuando la vi ya estaba muy cerca. No me dio tiempo para nada. Aparte no pude tirarme para la derecha porque tenía el camión. La vi cuando la tenía adelante, del lado del volante.

-¿Usted está casado?

-Formé una pareja en el 81. Tengo un hijo de 22 años y una nena que en mayo cumple 15. Estoy separado desde hace 8 años, la nena vive en Cañada de Gómez y en estos días me viene a visitar.

-¿Ellos conocen esta historia?

-No. Nunca les comenté nada.

-¿A nadie le contó lo que le pasó?

-A mi hermano que falleció.

-¿Se lo contó mucho tiempo después del accidente?

-Creo que cinco o seis años después. Pero no le dije que la señora había fallecido.

-¿Nunca supo quién era la señora?

-No.

-¿Qué le diría a los hijos?

-Que fue un accidente, que me perdonen por no haberme detenido. Me asusté. Yo no quise matar a nadie, fue un accidente de tránsito.

-¿Y por qué decidió escribir al diario y contar todo?

-Tomé una determinación. Es una cuenta pendiente que tengo en mi vida. Yo no soy narcotraficante, nunca cometí robos ni crímenes. Este hecho es lo único que tengo pendiente en mi vida. Siempre tuve la idea de contarlo, pero no encontraba la forma. Hace unos días leí una carta de lectores y se me ocurrió escribirlo. Fui hasta el diario, averigüé y lo hice. Decidí hacer esto con toda sinceridad. Fue un accidente.

-¿Usted es católico?

-Yo voy a la iglesia San Antonio (San Martín y Ayolas). Paso, pero sin horarios. Si hay misa me quedo y si no hay también. Ahí voy a veces a pensar.


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