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 domingo, 06 de marzo de 2005  
La ciudad que fue, es y será

Inés Santa Cruz

Narrativa. Migas en el desierto, de Roberto D. Barcellona. Editorial Martín, Mar del Platam 2004, 136 páginas.

La trama de este texto inquietante sitúa a un personaje urbano que ha sido golpeado por causas misteriosas hasta perder la memoria. Recobra el conocimiento en un médano desconocido que experimenta como un desierto. Así como el muro nos da el registro de la impotencia, el laberinto el de la confusión, es el desierto el que aniquila la voluntad por el exceso de posibilidades inciertas, que no es la nada misma pero produce su efecto.

El personaje, que se llama Augusto Constantino Bernini -nominación donde se cifra un segmento fundamental de la historia militar, ideológica y artística de Occidente-, ha perdido la memoria. Conoce su filiación (sabe cómo se llama) y que ha llegado de una ciudad llamada Bonaventura.

Yo no dudé de que acompañaba a Augusto Constantino Bernini a través de un recorrido por Rosario. Pero el nombre de las calles y los lugares estaba alterado. Se mezclaban referencias reales e imaginarias. No obstante, percibía un aire de familia. Me pareció que se superponían una ciudad que fue, una que era y otra que sería en el futuro.

Esta escenografía, armada a la manera de un palimpsesto (huellas sobre huellas) al modo de las nueve Troyas es imperceptible, pero inquietante. El lector comparte con el personaje ese dificultoso proceso de reconocimiento. Considera que debe sortear una charada en cada nombre: ¿Torrentes es Corrientes? Lo importante son las orientaciones de los puntos cardinales. La utopía de un Oeste transformado convierte en fantasmagórica la geografía de la ciudad. En síntesis, este juego demo-geográfico es un trabajo de estilo que opera como control de decodificación. Para descubrir hay que acotar nuestra ansiedad y nuestros automatismos. Se necesita una mirada nueva para revalorizar lo que creemos conocido.

Bernini cree ser un ejecutivo en una empresa Editorial pero nadie lo reconoce como tal. Asiste como convidado relegado a un cenáculo literario de Café donde hay un patriarca y acólitos indiferentes, transitando por los rincones suburbanos de la "República de las Letras".

La historia de Bernini, es la de una operación de resistencia ante el momento del fracaso, la caída o la experiencia de la muerte. Este renacimiento, que depende en gran medida del cambio de mirada señalado, nos acostumbrará a la autoestima sin egolatría, a la tolerancia sin el" todo vale" y a la prevención sin paranoia. Una manera sana de enfrentar con positividad un presente convulsionado.


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