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 domingo, 06 de marzo de 2005  
El fuego del infierno

Carlos Duclos / La Capital

¿Cuál es, estimado lector, uno de los propósitos relevantes del hombre? Sin ninguna duda la respuesta es: la felicidad. Pero en este mundo por el que atraviesa su existencia la humanidad podría decirse que la meta está muy lejos y se ve diminuta. Sin embargo, un hombre excepcional, sabio, de profundidad espiritual y además erudito, el Dalai Lama, asegura que la felicidad es posible. En un diálogo imperdible con el destacado psiquiatra y neurólogo norteamericano Howard Cutler, este espíritu sosegado ha dicho que "cultivar los estados mentales positivos, como la amabilidad y la compasión, conduce decididamente a una mejor salud psicológica y a la felicidad". Para el Dalai Lama la felicidad es sólo una consecuencia de la disciplina de la mente y cualquier hombre puede alcanzarla. Aquellos seguidores y admiradores de su santidad, Tenzin Gyatso (que así se llama) sabrán perdonar ahora la ironía: estos principios sublimes del monje funcionan en todas partes excepto en la Argentina y, desde luego en Santa Fe y Rosario. Los factores exógenos a los que está sometida la mente de los argentinos son tantos y tan peligrosos que los más disciplinados sucumben angustiados.

En rigor de verdad tiene razón el presidente Kirchner cuando dice que argentina no salió del infierno. Este país encuentra el paradigma de la desidia, la improvisación y la desgracia en la tragedia de Cromañón y sobre el final una reflexión sobre una posible demanda y lo que pudo haber sido la Cromañón de Rosario.


El honor perdido
Obviemos hechos generales que afligen a los argentinos como pobreza, miseria, hambre, auge del delito en sus diversas formas e inseguridad. Obviemos incluso esta escalada de precios que determinó el aumento del uno por ciento en el mes de febrero que puso los pelos de punta a las amas de casa mientras se festeja con excesiva efusión el éxito del canje que merece, sin dudas y justamente, un reconocimiento para el gobierno. Obviemos, además, el triste hecho de más de un millón y medio de chicos argentinos que no comenzaron las clases y se topan con el fantasma de los paros porque una política educativa aberrante tiene a mal traer a los docentes. Tomemos apenas un ejemplo de la impunidad que ha sentado sus reales en el país sin que a nadie se le mueva un pelo: dos valijas, entre tantas otras que se han descubierto, cargadas con cocaína a través de una empresa subsidiada por el Estado, el mismo Estado que convalidó la ruta a Tacna, Perú, y el funcionario político responsable del área sigue en funciones. Desde luego no puede ni siquiera sospecharse de que el secretario de Transporte, un "pingüino auténtico" dicen, supiera del ilícito, pero cuando el honor campeaba en la República ante un hecho semejante la renuncia era indeclinable.


Después de todo...
Después de todo por qué hemos de asombrarnos de la inmovilidad del secretario de Transporte si en tierras santafesinas un funcionario del gobierno es sospechado de desenfundar un arma, encañonar a un pobre taxista y el propio gobernador lo ratifica en su cargo. Pero al fin y al cabo este es un hecho menor para la buena salud mental de los santafesinos si se tienen en cuenta otros sucesos como que los edificios escolares se vienen abajo, los salarios de los docentes ya están decididamente sepultados y la educación está en vías de agonizar este año debido a la cuestionable política gubernamental.

¿Y en materia de seguridad? En este último caso no puede decirse sino que cuando la cúpula política y policial fracasa (salvo las excepciones que las hay, como el caso del segundo jefe de la policía provincial, entre otros) el éxito es de los bandidos. Si alguien está feliz con el desempeño de este gobierno provincial es el socialismo popular que observa, con fruición, que tanto fracaso sirve a sus propósitos. Claro que este malogro provincial no puede achacarse al peronismo en su conjunto y es de imaginar que muchos peronistas deben llorar desconsoladamente en la provincia porque se modificó el axioma del general: aquí "para un peronista no hay nada mejor que un socialista" y si no que le pregunten a algunos concejales del justicialismo rosarino que han desaprobado la puesta en funcionamiento de una comisión para investigar supuestas irregularidades en las famosas concesiones de la gestión Binner.


De todos los fuegos el fuego
No es el cuento de Cortázar. Es el fuego de la infelicidad que producirá en muchos trabajadores una medida que estaría por adoptar la Universidad de Rosario y la Facultad de Derecho: demandarán por daños y perjuicios y parece que por un monto de tres millones de pesos a los gremios que convocaron a la marcha realizada el primero de julio pasado y que culminó con el trágico hecho del incendio de las instalaciones de la casa de estudios y el museo. Los fondos de los gremios no son de los directivos, ni de los organizadores de una marcha, sino de todos los trabajadores: ¿por qué entonces estos deberán pagar un daño que no han ocasionado? La verdad es que la intención de la Universidad no parece del todo justa. ¿Cuál será el resultado si la Universidad al fin concreta la demanda y la justicia hace lugar? Gremios y obras sociales más quebradas y asalariados con menos beneficios. Pero más allá de esto, varias preguntas a propósito de la tragedia de Cromañón que enlutó al país y en relación con el hecho de la Facultad de Derecho: sin lugar a dudas la actitud de lanzar bombas de estruendos, bengalas en lugares poblados deben reprobarse y esta es la primera insensatez, pero ¿qué hubiese sucedido si las llamas bloqueaban a estudiantes y docentes? ¿qué medidas de seguridad contra incendios tenía o tiene esta y otras casas de estudios? Es más: ¿qué medidas de seguridad se les asigna a las escuelas y hospitales? ¿cuáles se les exige a sanatorios, hoteles y en fin innumerables edificios públicos que hay en Rosario y donde la gente acude por decenas y centenas cada día? Por ejemplo: ¿qué sistema eficiente contra incendio y salida de emergencia tienen los Tribunales rosarinos donde la Universidad iniciará la demanda? ¿qué infraestructura adecuada tiene el propio edificio de la Universidad? Hay galerías en Rosario que podrían convertirse en verdaderas trampas ¿qué hacen los gobiernos nacionales, provinciales y municipales al respecto? Nada. Argentina es un Cromañón, es un país en llamas donde la mente muere, sólo se emparcha después de las tragedias, sólo se tira para adelante con pomposos y persuasivos discursos para seguir en un estado de cosas lamentable.¡Qué difícil es ser feliz en Argentina aun cuando, como sugiere el Dalai Lama, se discipline la mente para ello! Aquí no hay llama de la felicidad, sino fuego del infierno.
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