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 sábado, 19 de febrero de 2005  
No tuvo Pimienta
Luján perdió por abandono en el 10º ante Margarito

Sebastián Pimienta Luján perdió con el mexicano Antonio Margarito por abandono a los dos minutos y 57 segundos del décimo round en el combate en el que el azteca exponía el título OMB welter.

El árbitro paró el combate en el epílogo del antepenúltimo asalto por una importante herida en la oreja izquierda del rosarino que estuvo a punto de desprenderse.

Pero no hizo falta la opinión ni la intervención del médico, el rincón de Pimienta, que subió al ring con la camiseta número 7 de Newell's (el viejo modelo cuadriculado), arrojó la toalla cuando sólo faltaban 3 segundos para que la pelea ingresara a sus últimos dos rounds.

Después de un comienzo prometedor y hasta incómodo para el campeón, todo se hizo muy cuesta arriba para el púgil de Puente Gallego que primero pareció quedarse sin aire y después fue dominado a voluntad por un Margarito que parecía un cazador buscando su presa con todo el tiempo del mundo.


El desarrollo
En el primer round la pelea se planteó como se preveía: el campeón de contra y el retador haciendo el desgaste. Sebastián metió un par de buenas manos (en una de ellas casi vuela el protector de Margarito), pero no salió a buscarlo de manera vehemente, como generalmente había hecho hasta aquí. Está claro que era lógico que así fuera por la envergadura del adversario.

En el segundo, una andanada de golpes de Luján hizo retroceder al campeón que estuvo bastante quieto y desorientado por la prepotencia del planteo de Sebastián.

En el tercero la pelea tomó un rumbo distinto. Pimienta empezó a provocarlo con gestos al azteca y el combate empezó a mutar sus características. Sebastián se mofó más de lo que peleó y ese no era el negocio. Sí fue el preanuncio de una tendencia irreversible.

A partir del cuarto, el mayor alcance de brazos y la superior técnica del mexicano fueron un denominador común que empezó a traducirse en puntos en favor del campeón del mundo.

La diferencia se hizo grande y la esperanza del welter de Puente Gallego empezó a esfumarse de a poco.

Casi con cinismo y con una cadencia propia de quien se siente muy cómodo con el desarrollo del pleito, Margarito manejó el combate a voluntad y lo de Sebastián se pareció mucho más a un acto instintivo de supervivencia que a una estrategia en búsqueda de aire y alguna mano salvadora.

En el décimo Pimienta deambulaba por el ring sin saber muy bien qué era lo que estaba sucediendo hasta que el árbitro paró el combate.

Final para un sueño de campeón. Pero un paso adelante en busca de la preciosa experiencia y un invalorable ruedo internacional.
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La izquiera de Luján.

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La pelea previa al combate


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