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 domingo, 21 de noviembre de 2004  
Celos en Washington por el desembarco de China
La Casa Blanca mostró los primeros síntomas de preocupación por la pérdida de liderazgo en la región

China ya despertó y mira hacia América latina, una región a la que el presidente estadounidense, George W. Bush, ignoró durante sus primeros cuatro años de gobierno en los que puso la mira en la guerra contra el terrorismo.

En las últimas dos semanas, el presidente chino, Hu Jintao, realizó sorprendentes negocios en la región, especialmente con Brasil y en Argentina, países que reconocieron a Beijing como una economía de mercado.

Junto al gobierno del presidente Néstor Kirchner, China anunció planes para invertir en Argentina por unos 19.700 millones de dólares en los próximos diez años en áreas de energía, ferrocarriles e infraestructura, entre otros.

En tanto, con el gobierno del presidente brasileño, Lula Da Silva, firmó 14 acuerdos, mediante los cuales el comercio entre ambos países podría crecer a 35.000 millones de dólares para 2010.

Brasil y Argentina, los dos socios más importantes del Mercosur -que también incluye a Paraguay y Uruguay- no fueron los únicos países incluidos en la agenda china, sino que también dicho país está en proceso de negociar un acuerdo de libre comercio con Chile.

A pesar de que la Organización Mundial de Comercio (OMC) considera a China como una economía en transición hasta 2016, Beijing no sólo firmó acuerdos con Brasil y Argentina, sino que también ofreció ayuda financiera para la expansión del canal de Panamá.

Los celos de Bush hacia la incursión de China en América latina parecen confirmar aquella frase que pronunciara el emperador francés Napoleón Bonaparte: "El día que China despierte, el mundo temblará".

Quizá el mundo todavía no tiembla por los cambios que se están produciendo en China a partir de las reformas en la economía iniciadas por Den Xiao-Ping a partir de 1978, pero Washington evidentemente muestra preocupación. Con el lanzamiento del primer astronauta al espacio y la promesa del presidente Hu de realizar elecciones "democráticas y libres" en el futuro, el antiguo dragón rojo parece haber despertado en el siglo XXI y confirmado lo que predijo Napoleón.
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hu Jintao y Kirchner celebran los acuerdos.

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