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 domingo, 21 de noviembre de 2004  
Cayó la pata local del secuestro y asesinato de un panadero ocurrido en 1998
Un comerciante rosarino detenido por un crimen mafioso en Córdoba
Domingo Antonio Romano fue apresado en su minimercado de la zona oeste. Además, hay tres policíascordobeses tras las rejas. Uno de ellos está siendo juzgado por el homicidio del senador Regino Maders

Ariel Etcheverry / La Capital

Un comerciante de la zona oeste de Rosario fue detenido por una comisión de policías santafesinos y cordobeses por su presunta vinculación con el secuestro y posterior ejecución de un panadero de la capital de Córdoba en noviembre de 1998. Por este caso ya se encuentran detenidos tres ex policías de la provincia mediterránea, uno de los cuales está seriamente acusado por otro caso resonante y que tuvo repercusión nacional: el crimen del sanador provincial Regino Maders.

"Esta es una banda muy compleja que tiene ramificaciones con los servicios de inteligencia de Córdoba, tanto del Gobierno como de los militares. A tal punto que el ex agente Hugo Síntora, quien está acusado por el caso Maders, es sindicado como quien extorsionaba a la viuda de Héctor Corradini, un panadero secuestrado y ejecutado de tres disparos", comentó uno los agentes de la División Antisecuestros cordobesa que se instalaron durante casi un mes en Rosario para seguir, junto con la Brigada de Homicidios de la policía local, los pasos a la pata rosarina del caso.

El crimen de Corradini tuvo enorme repercusión en La Docta por las derivaciones que dio la investigación. El hombre era un conocido panadero y presidente de la cooperadora del precinto (seccional) Nº 36 de policía de su barrio. El 16 de noviembre de 1998, cerca de las 22, se presentaron tres hombres en su casa del barrio Los Naranjos y preguntaron por él. Al parecer el comerciante los conocía porque, de acuerdo a la investigación, los hizo pasar y les ofreció tomar un café.

Pero todo cambió en pocos segundos. Los visitantes desenfundaron armas y encañonaron a Corradini y a sus dos hijos. Con total impunidad, el trío maniató a los jóvenes y se llevó secuestrado al comerciante, al que cargaron en su Volkswagen Gol rojo de la familia que estaba guardado en la cochera. Los hampones no tocaron nada de valor dentro de la casa, lo que llevó a los pesquisas a desestimar el motivo del robo.

Horas después, Corradini fue encontrado a 20 cuadras de su casa. Estaba dentro del auto, muerto con tres balazos distribuidos entre el maxilar y el cráneo. La hipótesis que cobró más fuerza fue la de la venganza. Al parecer la víctima mantenía una deuda de 180 mil dólares con un grupo de policías por cuestiones vinculadas al contrabando y a la piratería del asfalto. También se barajó la versión de que el panadero, en su rol de titular de la cooperadora policial, tenía información sobre presuntos desmanejos realizados en el precinto 36.

La pesquisa, dirigida por la fiscal Liliana Sánchez y la División Antisecuestro, recibió un impulso fundamental con la aparición de un arrepentido. El testigo de identidad reservada reveló los nombres de los delincuentes que fueron a buscar a Corradini y también los de los policías implicados. Uno de los efectivos mencionados fue el inspector Oscar Reynaldo Aguilar, quien estaba cargo de la seccional policial a la cual ayudaba la cooperadora presidida por la víctima. Otro fue el sargento de Sustracción de Automotores Juan Domingo Barrionuevo, quien también trabajó en la misma dependencia.

La fiscal corroboró que el arma homicida era un revólver calibre 32 que fue "sacado" de un depósito del precinto 36, que estaba a cargo de Aguilar. Por eso, el ex inspector y Barrionuevo quedaron detenidos a principio del mes en curso. Antes ya había sido capturado el ex policía Hugo Síntora, personaje vinculado al caso Maders (ver aparte). Según fuentes de la investigación, Síntora era uno de los que extorsionaba a la viuda de Corradini, a casi un año del crimen, para que dijera dónde estaban guardados los 180 mil dólares que presuntamente debía a los policías.

Fue así que la declaración del arrepentido también derivó en la detención de uno de los hombres que "chuparon" a la víctima en su casa. Así se llegó a Pedro Colazo y a Víctor Mandrake Quintero, conocido pirata del asfalto y asaltante de camiones de caudales de Córdoba. En esa misma línea, el buchón tiró el nombre del tercer integrante de la gavilla que actuó la madrugada en que mataron a Corradini: Domingo Antonio Romano, de Rosario. Con ese dato, la División Antisecuestro de Córdoba comenzó a trabajar junto a la Brigada de Homicidios local desde agosto último.

Cuando la policía recopiló la información necesaria para la detención, la fiscal Sánchez envió un exhorto a la jueza rosarina Raquel Cosgaya para pedir la detención de Romano. El sospechoso tiene antecedentes penales por delitos contra la propiedad y por piratería del asfalto. La policía lo detuvo el jueves en su local de Mendoza al 7000 luego de un paciente y discreto seguimiento.

Romano fue arrestado en su minimercado, donde también tiene su casa. Allí los investigadores secuestraron tres armas de fuego (dos pistolas y un revólver), teléfonos celulares y agendas. El viernes mismo partió hacia Córdoba, vigilado por un grupo de elite cordobés.
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El minimercado donde fue apresado Romano.

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Una misma banda en dos homicidios resonantes


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