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 domingo, 21 de noviembre de 2004  
El renacimiento de los druidas británicos
El rito pagano que floreció en la Galia cosecha cada vez más adherentes. La orden da cursos básicos por correo

El druida dio media vuelta y elevó su báculo hacia el cielo. "¡Invocamos los poderes del sur, la energía interna del sol y la isla del fuego!", gritó. "!Invocamos la bendición del venado durante el fervor de la caza! !Espíritus del sur, únanse a nosotros en nuestro círculo secreto! !Aclamados y bienvenidos son!". "¡Aclamados y bienvenidos!", respondió un grupo de paganos, druidas y brujas próximos al mayor círculo de piedras en Europa, que se encuentra en el pueblo británico de Avebury, a 140 kilómetros al oeste de Londres.

Esta fue la ceremonia druida por el nuevo año céltico que marca el final de la época de cosechas.

"Es una época para recordar a los ancestros que fallecieron antes de que llegue la penumbra del invierno", explicó después de la ceremonia la sacerdotisa Morgan Adams en la taberna Red Lion de Avebury.

Adams ha sido druida desde hace 10 años y trabaja para la principal organización de dicha secta religiosa en Gran Bretaña, la Orden de los Bardos, los Ovados y Druidas.

Esta orden ofrece un curso por correo que dura tres años y enseña los principios básicos druidas. Según Adams, el interés en el paganismo y el druidismo está creciendo en Gran Bretaña a un ritmo muy acelerado durante el siglo XXI.

Adams utiliza el shamanismo para comunicarse con los espíritus. "No soy una shaman. Estoy viva y para ser un shaman hay que transitar por el espacio entre los vivos y los muertos", añadió.

Sin embargo, el druidismo no sólo atrae a los paganos británicos. En el 2002, Rowan Williams, poco después de convertirse en arzobispo de Canterbury, la principal jerarquía eclesiástica en Gran Bretaña, provocó una acalorada polémica por haber participado en una ceremonia druida.


Raigambre celta
La historia del druidismo en Gran Bretaña tiene miles de años. Sin embargo, la propagación de la religión cristiana fue marginando a esta antigua creencia. Su renacimiento se produjo en 1792 en Primrose Hill, en la actualidad un parque público en un elegante suburbio londinense.

El druidismo es la religión de los antiguos pueblos celtas que habitaron la Galia y las islas británicas. Esta religión tiene su base en la naturaleza, considerada como un ser activo que encierra el espíritu divino. Por tanto, los druidas tenían dioses para todo, desde el sol, la luna y el aire hasta los árboles y las rocas.

La cifra actual de paganos y druidas en Gran Bretaña es difícil de calcular debido a la naturaleza de sus creencias, según Andy Norfolk, druida que reside en Cornwall, en el suroeste de Gran Bretaña.

"No tenemos muchos templos, no tenemos mucho dinero y no hay listas numerosas de seguidores. Pero, a pesar de todo esto, seguimos creciendo", dijo Norfolk, un jardinero de 52 años.

En el censo nacional del 2001, unas 30.000 personas se describieron como paganas, a pesar de que no era obligatorio informar sobre las creencias religiosas. Pero Norfolk estima que hay casi 100.000 paganos en Gran Bretaña, 6.000 brujas y 10.000 druidas.

Los círculos de piedras de hace 4.000 años, que se hallan esparcidos por las islas británicas, son cada vez más usados por los druidas para sus ceremonias.

Los historiadores permanecen divididos acerca de por qué se construyeron dichos círculos y el significado que tienen en varios lugares.

"Fueron construidos como una forma primitiva de ayuntamiento para que la gente fuera allí a discutir los temas del día", dijo la historiadora Carole Vyvyan.

Otros historiadores creen que se construyeron sobre antiguas líneas de energías para conectarse con la naturaleza.

El menor círculo de piedras de Cornwall se halla en el pueblo de Duloe, a unos 50 kilómetros al oeste de Plymouth. Allí hay ocho piedras, cada una de alrededor de 1,5 metros de alto, en un terreno próximo a la casa de Bob Massingham.

El círculo de piedras aún encierra supersticiones para los residentes de Duloe. "Hace unos años, un hombre visitó el lugar y cortó un trozo de roca", dijo Rose Baker, residente de Duloe. "Un año después, lo devolvió y nos pidió que lo pegáramos en la roca original, porque le había traído muy mala suerte". (Reuters)
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El círculo de piedra de Avebury.

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