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 domingo, 21 de noviembre de 2004  
Un cierre a pura música para que la gente cante con sus estrellas
Jaime Roos, Cielo Razzo y Litto Nebbia brillaron en la clausura del congreso en el Parque Nacional a la Bandera

Pedro Squillaci / La Capital

La música tiene energía propia, pero cuando entra en sincronía con la gente se potencia. Y anoche, en el Parque Nacional a la Bandera, la multitud fue protagonista. Más de 50 mil personas se convocaron para ver a sus artistas favoritos y para pispear un poco de todo. Arriba del escenario había para elegir. Desde referentes de la trova rosarina hasta figuras clave del rock local, pasando por próceres de la talla de Litto Nebbia, Luis Spinetta y León Gieco. El espectáculo, organizado por la Secretaría de Cultura de la provincia, fue una fiesta.

A nadie le preocupó que la maratón musical de cierre del Congreso de la Lengua arrancara a partir de las cinco de la tarde. El sol se sumó al convite y la gente empezó a caer. Las familias con termos y reposeras, los pibes con las remeras de Cielo Razzo, los que vinieron de cerquita, los que llegaron de lejos. Alejandro (45), Silvia (44) y Aldana (13) se instalaron desde tempranito. "Vinimos a ver a todos, pero más que nada para pasar un buen momento", dijo Alejandro, mientras apuraba un amargo y tenía la vista clavada en la pantalla gigante.

Jaime Roos, precedido por una presentación como sólo Quique Pesoa puede hacerla, fue el encargado de abrir el fuego. "Los futuros murguistas" y "Amor profundo" arrancaron los primeros aplausos entre un público dispuesto a participar. "Las calles de aquí y de allá son las mismas", dijo Roos, y continuó con "El hombre de la calle".

Era una tarde de clásicos y "Adiós juventud", en la voz de Emiliano Muñoz, no podía faltar. La murga rockeada con el sello impar de Roos se destacó en "Cometa de la farola", en "Que el letrista no se olvide", al que llamó "un tema puro carnaval", y en el cierre bien arriba con "Colombina".

Adrián Abonizio y Sergio Muerto Sainz trajeron el anclaje local siempre necesario. "El témpano" levantó una ovación y preparó a la gente para un menú atrapante. "No me olvides" y "Corazón de barco" mecharon dulces melodías con un buen trabajo en coros, donde comenzó a lucirse la voz de Sainz. La sorpresa llegó con "Oración del remanso", quizá el tema que mejor resume el derrotero de los pescadores. Su autor, Jorge Fandermole, se sumó al escenario y coronaron una versión emotiva ideal para redondear el buen show de Abonizio/Sainz.

Coki y The Killer Burritos trajo un soplo de polenta rockera. Fue el momento en que algunas banderas empezaron a flamear y se insinuó un pogo que se potenciaría poco después. "Perdida", "Linyera" y "Perfume" combinaron rock crudo con actitud, a la manera de Coki Debernardi. Luego llegó "Baila", en una versión más tranquila, pero con el mismo espíritu de aquel hit del recordado Punto G. Uno de los momentos clave del show fue cuando Coki cantó una parte de "Viento, dile a la lluvia", de Los Gatos. "Gracias a Litto Nebbia hoy todos estamos acá", dijo en un abierto homenaje a otro de los protagonistas de la noche.

El turno de Jorge Fandermole tuvo un inmerecido mal momento. Apenas arrancó con "Cuando", una canción bellísima, un grupo de fans de Cielo Razzo comenzaron a silbar. Con mucho profesionalismo, Fandermole continuó y los intolerantes se callaron. En un set donde se destacaron las sutilezas en el piano de Iván Taravelli, Fandermole sobresalió con "Corazón de luz y sombra", "Canto versos" y "Sueñero", que sobró para demostrar por qué es uno de los compositores argentinos más respetados en la música popular.

Pasadas las 21.30, la noche se encendió con bengalas, petardos y una multitud de jóvenes que empezaban a revolear remeras. Era el momento de Cielo Razzo, la banda más convocante de Rosario, que venía a decir presente. Liderados por el carisma de Pablo Pino, el grupo ratificó su buen momento con "Estrella", de su último disco "Código de barras", y "Buenas", del álbum homónimo. En uno de los climas más intensos de la jornada, el público comenzó a corear cada tema demostrando su favoritismo hacia el grupo rosarino. El furor llegó con "Luna", el hit más fuerte de la banda, que se oyó cantar en un final a toda marcha y con una sostenida ovación.

Litto Nebbia pisó el escenario y se sintió el respeto a un prócer del rock cantado en castellano. Con su calidez habitual, Nebbia regaló algunos de los clásicos de su trayectoria en un momento irrepetible. Al cierre de esta edición aún restaba la presencia de Luis Alberto Spinetta y León Gieco, dos figuras estelares de la noche, en un espectáculo que se mantendrá en la memoria de los rosarinos por mucho tiempo.
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Adrián Abonizio fue una de las estrellas.

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