Año CXXXVII Nº 48578
La Ciudad
Opinión
Política
Información Gral
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Educación 20/11
Campo 20/11
Salud 17/11
Autos 17/11

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 21 de noviembre de 2004  
Saramago cautivó al público en el cierre del congreso paralelo
Reclamó el "reconocimiento de los indígenas"

Eugenia Langone / La Capital

"El otro es como yo y tiene el derecho de decir «yo»". Con esa frase del filósofo francés Paul Ricoeur que avanza más allá de la mera tolerancia, el premio Nobel de literatura José Saramago reclamó ayer durante el cierre del Primer Congreso de laS lenguaS que "se reconozca en la práctica la importancia de los pueblos indígenas para la armonía de América latina". Ante un auditorio que colmó totalmente el primer piso del Centro Cultural La Toma (Tucumán 1349) y que lo ovacionó cada vez que pudo, el escritor portugués dejó en claro que "cada país de América tiene la obligación moral de considerar la existencia y la presencia no sólo de estas comunidades, sino también de sus culturas y sus costumbres, y de reconocerles un estatuto de vigencia tanto colectiva como personal".

Ante unas 700 personas que los escuchaban cautivadas, sostuvo que "en Argentina no hay un solo idioma y una sola lengua", pero aclaró que es "injusto" entender esta convocatoria como un contracongreso porque "la necesidad de mirar alrededor y no quedarse en una postura unidireccional no es sólo vuestra, sino también de mucha gente que está afuera y, a lo mejor, está participando del Congreso de la Lengua" de la Real Academia Española.

Tras la aclaración y luego de reconocer la presencia de representantes de diferentes comunidades indígenas, Saramago aseguró que "la historia de la humanidad puede ser contada de dos formas: por las migraciones y por las invasiones". Y recordó que la historia de "los romanos que llegaron a la península ibérica y con ellos el latín que se impuso, se repitió siglos después en América con el colonizador que llegó con sus armas, su religión y su idioma".

"La colonización eran dos patas: el soldado y el fraile -continuó el Nobel 1998-. El fraile intentaba convencer a la gente diciendo que sus dioses eran falsos y que eran ellos los que traían al verdadero dios. Pero si no funcionaba, entraba el soldado y recién después aparecía nuevamente el fraile, para decir: «Hermanos míos todo esto está escrito en el cielo, las cosas son así, dios perdonará a los asesinos porque perdona a todos y aunque vosotros adoréis a falsos dioses, dios en su infinita compasión también os recibirá»".

Por eso, abogó porque "vuelvan a la superficie y emergan las comunidades indígenas y sus culturas", y aclaró que "si estos pueblos tienen que cambiar, algo que es inevitable y a la vez una señal de vida, que lo hagan por sus propias razones y no porque llegaron otra vez el fraile y el soldado".
enviar nota por e-mail
contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
"En la Argentina no hay un solo idioma y una sola lengua".

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados