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 sábado, 16 de octubre de 2004

Un ex empleado de la EPE retiró plata de la casa central del Banco de Santa Fe y lo persiguieron más de 30 cuadras
Siguen desde el banco a un jubilado, lo atacan y le arrebatan 25 mil pesos
Como era un monto alto, pidió cobrar en un sitio reservado, pero no lo logró. Fueron tras él desde el microcentroen moto. Lo abordaron frente a su casa, lo empujaron y cayó de cara. Ahora se propone demandar a la entidad

Antonio Patricelli está dolorido físicamente, desconsolado, hundido. En escasos minutos, dos motociclistas le arrebataron los 25 mil pesos que había recibido como recompensa a sus 36 años de trabajo en la Empresa Provincial de la Energía (EPE). Casi no parecen importarle los dos profundos hematomas que rodean sus ojos y el dolor que le provoca la fractura de uno de sus dedos, todo ello producto elocuente de la brutalidad con la que actuaron los asaltantes que lo abordaron la tarde del miércoles en barrio Alberdi.

Lo que más acongoja a Patricelli es que fue víctima, está convencido, de algo evitable. Asegura que pidió cobrar en un lugar reservado, y no por ventanilla, la importante suma de dinero a percibir. Pero el cajero que lo atendió en la casa central del Nuevo Banco de Santa Fe le dijo que eso era imposible. Lo demás fue retirar el dinero ante cuantiosas miradas, caminar siete cuadras hasta buscar su auto y llegar a su casa. Donde lo esperaban los dos hombres que le arrebataron una suma que en su vida había tenido en las manos, después de demolerlo a patadas y puñetazos.

Antonio tiene 57 años y el 12 de agosto pasado fue el último día que recorrió las calles rosarinas reparando conexiones eléctricas. Un día antes del atraco, desde Santa Fe, le comunicaron que ya podía cobrar el cheque por 25 mil pesos que la EPE le otorga por convenio a sus empleados cuando se jubilan.

El mediodía del miércoles, Antonio llegó a la casa central del Banco de Santa Fe, en el microcentro rosarino. Como el hall central estaba atestado de gente preguntó si le podían pagar en un sitio con cierta privacidad para preservar la seguridad de la operación. "Me dijeron que hiciera la cola como cualquier hijo de vecino", se lamentó.

El jubilado recibió los 25 mil pesos. Dudaba si depositarlo en su caja de ahorros, pero finalmente decidió llevárselo y para ello lo guardó en un maletín. Charló unos minutos con un amigo y luego se encaminó hacia su auto.

Al llegar a España al 700, donde estaba el vehículo, levantó la vista y divisó a dos motociclistas en la vereda de enfrente. No imaginó que los jóvenes serían quienes lo asaltarían poco después.

Caminó hasta una sucursal del Citibank para realizar otra operación. Y en la entidad financiera divisó fugazmente a uno de los motociclistas que había observado un rato antes. "Alcancé a verlo una sola vez", recordó Patricelli. Después regresó al vehículo y en camino a su casa se detuvo unos minutos en el Sindicato de Luz y Fuerza. Finalmente arribó a su vivienda de Vélez Sarsfield al 1200.

Cuando Antonio descubrió a los mismos motociclistas a unos pocos metros de su casa sintió que se le helaba el corazón. Se bajó con el maletín y enseguida se topó con uno de los ladrones. "El tipo primero simuló tocar el timbre en la casa de un vecino y después cruzar la calle", recordó.

Cuando el jubilado se disponía a ingresar a su casa, un fuerte empujón lo desplomó al suelo. "Dame el maletín, hijo de puta", gritó el delincuente. Antonio aflojó su mano y el atacché se desprendió. El ladrón lo recogió y se subió corriendo a la moto tipo enduro que guiaba su cómplice. Y el dúo desapareció a gran velocidad por la vereda.

Antonio se lastimó al caer de cara, pero asegura que no fue golpeado. Tras el empujón, miró su camisa y su campera manchadas. Luego entró a su casa y pidió ayuda. Un médico le dijo poco después que se había fracturado el dedo meñique de su mano izquierda. "Me enyesaron, pero si no se cura, me van a tener que operar", explicó.

Los ladrones no sólo robaron el dinero del maletín, sino también una agenda del jubilado, su documento de identidad, dos tarjetas de compras y la documentación con la que debía cobrar un seguro de vida. "Nunca me pasó esto. Estoy destruido", se quejó Antonio con amargura. Quien aseguró que evaluará el inicio de acciones legales contra el banco porque, cavila, la seguridad que requería le habría evitado el horrible disgusto.

La noticia del robo a Patricelli fue brevemente cubierta en la edición del jueves de La Capital, pero tuvo dos inexactitudes. A un par de horas del robo, un oficial jefe de la comisaría 8ª había señalado que al jubilado le habían sustraído "5 mil pesos" tras salir del "Banco Suquía". Eso fue lo que se publicó. Un día después, cuando este diario le pidió explicaciones por su gruesa imprecisión, el mismo oficial argumentó que volcó al diario información preliminar que aparecía en un parte de la Patrulla Urbana, versión luego corregida con la declaración del hombre asaltado. De allí la inexactitud.

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Antonio Patricelli fue empujado al entrar a su vivienda.

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