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 domingo, 08 de agosto de 2004

PARQUE INDEPENDENCIA
Asalto y mal rato en la casa del futbolista Luciano Vella
Tres ladrones, uno con gorra de Central, dominaron al lateral de Ñuls y a cincofamiliares, incluidos dos nenes. Se fueron dejando a todos encerrados en el baño

El jugador de Newell's Old Boys Luciano Vella y su familia, entre ellos dos nenes de 4 y 7 años, pasaron un mal trago antenoche cuando tres hampones irrumpieron lo más campantes en su casa de Suipacha y 3 de Febrero para llevarse unos 2.100 pesos, alhajas, una videograbadora y un par de camperas del futbolista, las que se llevaron puestas. Nadie pudo determinar si los delincuentes sabían o no que estaban en la vivienda del jugador leproso, pero de lo que no hubo dudas es que uno de ellos portaba una poderosa arma de puño y lucía un gorrito de Rosario Central. Los maleantes se marcharon dejando al grupo familiar encerrado en un baño.

Los Vella viven en una casa de dos plantas. En casi 20 años en el barrio, nunca habían sufrido los embates de la inseguridad y lo del viernes a la noche los dejó perplejos por la forma en que sucedió. Más allá de la pública trayectoria del lateral defensivo rojinegro, una posibilidad es que los ladrones hayan llegado hasta su casa en busca de una suma de dinero que su padre, propietario de una empresa metalúrgica, había retirado esa misma tarde de un banco para pagar los sueldos de sus empleados.

La puerta de calle de la casa tiene un portero eléctrico. Si no se cuenta con una llave, no se puede abrir desde el exterior. Pero alrededor de las 20.15 cuando el jugador, sus padres, su hermana y dos sobrinitos estaban reunidos en la cocina, tres hombres armados forzaron la abertura y "entraron como panchos por su casa", según contó ayer María del Carmen Rodríguez, la mamá del deportista.

"Estábamos tomando mate en la planta alta. De pronto escuché ruidos abajo y cuando me asomé por la escalera ya tenía los tipos encima. Entraron tan de golpe que no tuvimos tiempo de nada", comentó María del Carmen, mientras un cerrajero trabajaba enérgicamente para cambiar la cerradura de su casa. "Ahora, además del portero eléctrico vamos a cerrar con llave permanentemente", aclaró antes de seguir con su relato.

Los hampones irrumpieron, esgrimiendo sus armas y pidieron directamente dinero y joyas. La mujer admitió que acató al pie de la letra las órdenes de los maleantes. "Nos decían que no los miráramos y que les diéramos la plata, y así lo hicimos. Lo único que alcancé a ver fue que uno tenía un gorro de Central y un revólver enorme. Después, todos obedecimos y no volvimos a levantar las cabezas", añadió.

Fueron unos veinte minutos de mucha tensión, pero afortunadamente nadie resultó lastimado. "Quiero recalcar que nos trataron bien. Les dimos lo que teníamos a cambio de que se fueran rápido. Nuestro temor eran las criaturas (un nene de 4 y una nena de 7 años, sobrinos del jugador). Les pedí que no les hicieran nada y ellos me respondieron: quédese tranquila que no les vamos a hacer nada". Los ladrones juntaron 1.500 pesos que Daniel Rogelio, el padre del futbolista, tenía en un maletín. También recogieron unos 200 dólares que tenía Luciano y despojaron de los anillos a las mujeres. Después encerraron a los seis en el baño y siguieron un tiempo más buscando. Así se apoderaron de una video y de un par de camperas del jugador.

"Mi hijo vio a través de una ventana del baño cómo los tipos se probaban las camperas y después se las llevaban puestas", sintetizó María del Carmen. Los Vella tuvieron que romper un vidrio de la puerta del baño para poder salir. Habían pasado unos 20 minutos desde la sorpresiva aparición de la gavilla. Nadie vio huir a los maleantes. Un vecino vio a cuatro sospechosos merodear por 3 de Febrero y Suipacha y llamó a la policía. Pero cuando el patrullero llegó a la zona, los Vella alcanzaron a ver el resplandor de las balizas azules desde el toilette.

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Cuando lo asaltaron, Vella estaba con dos sobrinos.

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