Año CXXXVII Nº 48473
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Salud 04/08
Autos 04/08
Turismo 01/08
Mujer 01/08
Economía 01/08
Señales 01/08


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 08 de agosto de 2004

Un gol a escondidas
¿Te acordás hermano?... de Osvaldo Luis Colla
El Ronco le dio la victoria a Central en un amistoso contra la selección argentina en el 58 pero como estaba en la "milicia" y jugó sin permiso en los diarios se lo dieron a otro

Javier Parenti / La Capital

"Estaba en la milicia y el coronel, un tal Picaso, se puso como loco porque el Toti Bertral, que jugaba en Central Córdoba se fue a jugar contra Platense, en la B. Entonces, hizo un quilombo bárbaro y no dejaba salir a nadie. Y justo me vinieron a buscar los dirigentes de Central para jugar un amistoso contra la selección argentina que se preparaba para el Mundial de Suecia de 1958, en Huracán. Pero el capitán, que me apreciaba mucho, me dejó salir. Eso sí, con la condición que no saliera mi nombre en el diario. Y le ganamos 1 a 0 con gol mío -a Musimessi-, pero en los diarios figuró que lo había marcado Tieppo, un muchacho de Casilda que jugaba de diez en la reserva", comenta con esa voz ronca que lo distingue Osvaldo Colla, un centroforward goleador que no jugó demasiado con la camiseta auriazul de Arroyito pero que dejó su sello con 12 goles en 25 partidos en primera, a fines de los 50.

El Ronco, como le decían en Central, vive en Paganini desde los 4 años. ¿Dónde? "Sí, todavía cuando voy en colectivo pido boleto a Paganini. Cuando me quedan mirando les digo que es Granadero Baigorria". Claro, es que antes "venía Paganini, después Juan Ortiz (Capitán Bermúdez) y Borghi (Fray Luis Beltrán)", explica.

"A Central llegué gracias a quien después fue mi concuñado, Inveninato, que era hermano del jugador de Central. Yo jugaba en un equipo que se llamaba 17 de Octubre con el galleguito Giménez (el Petiso, que también jugó en Central). Y los dos fuimos con 16 años a la 5ª", rememora antes de seguir con su historia: "Era medio regularón y sólo manejaba la zurda, pero al ser grandote y rápido hacía goles. Pero adelante me tapaba el Gitano Juárez".

"Un fenómeno el Gitano, una persona divina. Me decía, mirá potrillito, si vos vas de 9 yo me corro como wing derecho, pero si ponen a otro digo que no. Tenía autoridad en el equipo para elegir el puesto y los partidos que quería jugar. Por eso en el 59, cuando Juan Piotto era el entrenador, jugué y pude hacer varios goles (fueron 8 en 20 partidos) y algunos fueron importantes".

La historia dice que se los marcó a Ferro, Gimnasia, River, Estudiantes, Argentinos, Atlanta y dos a San Lorenzo, en la última fecha. "Les ganamos 2 a 0 pero ellos ya eran campeones. Además, ese día bajamos del colectivito rasca que nos llevaba del hotel a la cancha y vinieron los hinchas de ellos y nos invitaron a comer un asado antes del partido", se ríe Colla.

Y en el 60 lo quisieron comprar de Huracán, Central se lo ofertó a Newell's, pero finalmente lo adquirió Atlanta en 250.000 pesos. "Pero ellos se equivocaron porque querían a un inside derecho, por eso me mandaron a Ferro por Biaggio".

"Una mala experiencia. Es que extrañaba demasiado y no rendía. Sólo jugué 3 partidos. Además, en julio me casé y a fin de año me volví a Central. Pero seguía el Gitano y él me aconsejó y me recomendó para ir a Belgrano de Córdoba, donde debuté en un amistoso ante Talleres, que ganamos 4 a 3 y convertí tres goles", explica.

Pero también duró poco. "Me volví y me puse a trabajar en la sodería de mi viejo. Y empecé a jugar en el campo, en Totoras Juniors, Sport Club de Cañada de Gómez, y varios años, hasta principios de los 70, en la Liga de Veteranos Zona Norte (para Teléfonos), desde el 73 hasta hace hace tres o cuatro años".

En cuanto a anécdotas, las más jugosas las tiene de Central. Como aquella vez que "en una práctica un hincha me puteaba porque sabía que yo era calentón. Y un compañero, el cordobés Sánchez, me lo ubicó. Entonces, después de una jugada, de una patada abrí una puertita con candado que había atrás del arco. Hasta las bicicletas que estaban apoyadas volaron. Y lo corrí hasta el tablero Alumni, el de la revista con la clave para saber los resultados. Pero no lo alcancé".

Otros tiempos, otro fútbol. Y aquella puertita que daba a la tribuna de calle Génova tiene otra historia. "Era una planchada sola y abajo vivía un viejito, Don José, que criaba gallinas y después de los partidos las largaba a la cancha. Mirá si lo haría hoy".

Y como última imagen del recuerdo, el Ronco contó uno de sus goles. Nada menos que a River. "Se lo hice a Carrizo después de robarle una pelota al Gallego Pérez, un jugadorazo con el que nos conocíamos de los torneos de siete. Siempre salía jugando y por esas cosas del fútbol se la saqué y se la clavé arriba a Amadeo, que lo reputeaba al Gallego".

Una imagen imborrable en el recuerdo del Ronco Colla, como la de varias fotos que atesora en un álbum, entre ellas las que su esposa Rosa "iba a buscarlas a la pilchería Waterman, que estaba en San Martín y San Luis, que los lunes siempre las ponía en la vidriera".

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Osvaldo Colla vive en su Paganini de toda la vida, como cuando jugaba en Central y hacía goles importantes en 1959.


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados