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 domingo, 08 de agosto de 2004

Plata del superávit fiscal para aumentos del orden del 10%

El gobierno argentino prepara un aumento de haberes a tres millones de jubilados para estimular el consumo y con ello la economía local, empeñando parte de su abultado superávit fiscal, a despecho del interés del FMI de reservarlo para pagar deuda pública.

Desde la devaluación del peso, en enero de 2002, el gobierno aumentó la jubilación mínima de 150 pesos a los actuales 240, pero no hubo cambio alguno para quienes recibían pagos superiores al mínimo.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, reveló que el financiamiento de la mejora provendrá del superávit fiscal, que en Argentina supera ampliamente el 3% del PBI, acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el fin de pagar deuda pública.

Anticipos de la prensa local indicaban que la mejora sería de 7 a 9% y podría abarcar a los jubilados que perciben entre 240 y 1.000 pesos (80 y 333 dólares), unos tres millones de individuos que componen 95% del sector pasivo, pero otras versiones también auguraban mejoras para el 5% de ingresos superiores.

El costo de la medida rondaría los 1.200 millones de pesos (400 millones de dólares) anuales.

El anuncio en ciernes tendría un efecto inmediato, porque se calcula que esos recursos se trasladarán de lleno al consumo y apuntalarán la reactivación experimentada por la economía argentina en los últimos dos años, tras su peor crisis en un siglo, que en las últimas semanas mostró alguna desaceleración.

La medida utilizaría el superávit fiscal por encima del 3% del PBI pactado con el FMI para atender la deuda pública, y está en línea con el argumento del gobierno de que ese tope es el máximo que puede pedirse a la economía argentina sin ahogar su alentador ritmo de actividad.

Pero en términos políticos, la decisión contradice el explícito deseo del Fondo de aumentar el superávit, tema con el que el organismo se disponía a volver a la carga el mes próximo, cuando Argentina debe definir sus metas fiscales para 2005 y 2006.

El tema suma voltaje a la tensión entre el FMI y el gobierno de Kirchner, quien a través de su ministro de Economía, Roberto Lavagna, suspendió el sábado las tratativas con el organismo hasta que termine la negociación con los acreedores privados de su deuda en mora por 100.000 millones de dólares.

Argentina reaccionó así ante la decisión del directorio del FMI de posponer el análisis de la tercera revisión trimestral del desempeño de su economía, lo que en la práctica anticipa un retraso de los desembolsos de la asistencia financiera del organismo.

El gobierno de Kirchner alega que el FMI no tiene motivos para demorar esos desembolsos, porque Argentina viene cumpliendo con creces sus compromisos, y deduce que lo hace como forma de presión para obtener ciertas decisiones de política económica y para forzar una mejor la oferta a los acreedores privados.

La situación puede agravarse aun más si Argentina, como ya hizo con anteriores demoras del FMI en aprobar revisiones, se negara a continuar con sus pagos al organismo.

El país sudamericano, que en total adeuda 21.000 millones de dólares a organismos multilaterales, con los que se mantiene al día, tiene vencimientos por 1.800 millones en lo que resta de 2004, equivalentes a 10% de sus reservas internacionales, de los cuales 700 millones se concentran en septiembre. (AFP)

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