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 domingo, 11 de julio de 2004

"Ricos y mafiosos" estarían detrás del asesinato de un reconocido periodista ruso

Moscú. - La policía de Moscú está segura que el asesinato, el viernes a la noche, del jefe de la edición rusa de la revista económica Forbes, Paul Klebnikov, fue por encargo y que su muerte estuvo relacionada con su actividad profesional. El periodista había practicado desde la apertura de la edición rusa de Forbes un periodismo crítico del sistema de poder en Rusia y del que llamaba "capitalismo gangsteril". Su estilo típicamente norteamericano de hacer periodismo independiente tampoco gustaba en el Kremlim de Vladimir Putin.

Dos sicarios mataron de cuatro tiros al periodista de 41 años y que poseía nacionalidad estadounidense frente al edificio donde se edita la revista. El vehículo utilizado por los asaltantes fue encontrado ayer por los investigadores.

El editor Leonid Bershidski aseguró que hacía meses que Klebnikov no trabajaba en ninguna historia arriesgada. "Quizás a algunas personas brutales no les gusta Forbes", comentó el colaborador Axel Springer. Opositores al Kremlin consideran que su periodismo de investigación de estilo duro e impactante podría haber sido decisivo en su fatal destino. Era conocido por "ser arbitrario con los hechos y a mucha gente le disgustaba esto", comentó la agencia de noticias Ria Novosti.

Paul Klebnikov se hizo conocido a nivel internacional a fines de los años 90, con su libro "El padrino del Kremlin: la decadencia de Rusia y la era del capitalismo gangsteril", sobre los controvertidos negocios del empresario Boris Berezovski y otros de los llamados "oligarcas" rusos y su influencia sobre el entonces presidente Boris Yeltsin.

Pero lo que pudo costar la vida a Klebnikov es una iniciativa de fecha mucho más reciente. En mayo pasado había publicado en Forbes una lista detallada de los 100 rusos más ricos, algo que muchos calificaron de controvertido: Rusia claramente no es EEUU -donde Forbes publica esta lista todos los años- y a muchos no les gustó aparecer junto a la cifra de su fortuna real y no aquella que declaran al fisco. Algunos de los integrantes de la lista se quejaron de forma anónima pero inequívoca a los medios y alegaron que la publicación de sus nombres ponía bajo las narices de las autoridades su auténtica riqueza.

Ya herido de muerte pero aún consciente, Klebnikov dijo a sus colegas que corrieron a socorrerlo que no tenía idea de quién le había disparado, aunque sus colaboradores están convencidos de que existe una relación directa entre la publicación del listado de "los más ricos de Rusia" y el asesinato de su jefe. "Sea lo que sea, tiene que ver con la actividad profesional de Klebnikov, y sobre todo con la lista de las personas más ricas de Rusia", aseguró el presidente de la Unión Profesional de Periodistas, Igor Yakovenko, en Moscú. En una declaración enviada a sus empleados, el presidente y redactor jefe de Forbes, Steve Forbes, dijo que "Paul fue un reportero excelente, valiente, lleno de energía y con una curiosidad incansable".


Riqueza concentrada
En la nota sobre la lista de ricos, Klebnikov estimaba que un cuarto de la riqueza de Rusia se halla concentrada en manos de 100 personas. Al tope de la lista aparecía el encarcelado ex presidente de la gigante petrolera Yukos, Mijail Jodorovsky, actualmente preso por una de las raras investigaciones por evasión de impuestos que se hacen en serio en Rusia. Como trasfondo de esta inusual acción judicial aparece el deseo de Putin de domesticar a los medios de comunicación del grupo Yukos, cosa que efectivamente logró. En segundo lugar en el listado aparecía el conocido Roman Abramovich, magnate del petróleo y el aluminio y dueño del club de fútbol inglés Chelsea. El tercer puesto era para el también petrolero Victor Vekselberg, quien se hizo famoso al comprar la mayor colección de huevos Fabergé. La lista seguía hasta el número 100, cada uno con el número de su fortuna, y el asesinado periodista destacaba que estos 100 magnates acaparaban el 25% por ciento del producto bruto interno ruso: "Apenas a una docena del colapso del comunismo, Rusia tiene más multimillonarios que Nueva York", estimaba. El tono de la nota sin embargo no era crítico, sino optimista: "Rusia está entrando en una nueva etapa del capitalismo, saliendo de la economía en negro y la mentalidad de mercado negro hacia un capitalismo más civilizado, trasparente y abierto", afirmaba. Pero estas loas parecen no haber sido suficiente compensación para algunos de los integrantes de la lista, que evidentemente no deben representar un capitalismo tan cristalino.

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