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 domingo, 11 de julio de 2004

Zooterapia: Magia animal

Las mejores medicinas no siempre vienen en forma de cápsulas o de inyecciones. Los científicos han demostrado que si se está atravesando una situación estresante el mejor remedio es buscar consuelo en los animales de compañía. Estas mascotas, que nunca juzgan a su amo y lo quieren de manera incondicional, pueden ser igual de eficaces, o más, a la hora de bajar la presión arterial que los familiares y amigos con los que convive.

En medicina se han convertido en eficientes coterapeutas capaces de ayudar a los enfermos por el mero hecho de estar presentes. Como en una película de dibujos animados, incontables perros y gatos han estado participando en los últimos años en programas especiales para devolver la sonrisa a los deprimidos, calmar a los violentos o fortalecer a los enfermos.

La primera vez que se utilizaron animales domésticos como coterapeutas fue en 1792 en Inglaterra. El médico pionero fue William Tuke que los empleó para mejorar las malas condiciones de los manicomios de la época y para enseñar autocontrol a los pacientes. La siguiente ocasión fue en Bethel, un centro para epilépticos fundado en 1867 en Bielefeld, Alemania. En 1944, la Cruz Roja Americana organizó en el Centro para Convalecientes del Ejército del Aire, en Nueva York, el primer programa que ponía en contacto a los animales con los pacientes. No se describió otra experiencia similar hasta los años 60, con el psiquiatra estadounidense Boris Levinson.

Este especialista fue el primero en demostrar los efectos beneficiosos de tener un animal en su consulta, mientras atendía a un niño. A principios de los años 60 relató las experiencias vividas junto a su perro Gingles y pacientes introvertidos que perdían todas sus inhibiciones y miedos frente a la presencia del animal. Gingles hacía de catalizador favoreciendo la comunicación entre el psiquiatra y los pequeños. Según el psicoanalista el animal resulta ser algo mágico para estimular al niño.

A partir de los años 60 empiezan a realizarse numerosas investigaciones sobre la influencia de los animales de compañía en la salud. Desde entonces se han encontrado beneficios en el aspecto físico, en el mental disminuye la ansiedad y el estrés y mejora el estado de ánimo, y en el social facilita la interacción con otras personas y estimula el diálogo.

Los expertos sostienen que el perro es el animal ideal porque es más dependiente del ser humano y llega a aprender y a obedecer, sin embargo también son útiles los gatos, los canarios, las tortugas, los conejos e incluso los peces. Una de las investigaciones pioneras en este campo fue la realizada por la Universidad de las Islas Baleares en la que se evaluó el impacto de los animales en la salud mental y en la calidad de vida de un grupo de personas de edad avanzada. Los autores del trabajo observaron una disminución de la ansiedad y de la depresión, y un aumento del bienestar y de la vitalidad de los participantes. En niños autistas o con problemas de comportamiento como la timidez ayudan a la interacción social de estos pequeños.


Animales y música
La doctora Karen Allen de la Universidad de Buffalo, Nueva York, que investiga los efectos fisiológicos de los animales domésticos y de la música en los humanos, sobre todo en la presión sanguínea y el estrés, ha demostrado que convivir con animales puede mejorar incluso la relación de pareja. En algunas situaciones, según la doctora Allen, es mejor la compañía del perro o del gato que la de los familiares.

Allen vio que cuando se les pedía a los participantes de la investigación que realizaran tareas como dar una charla o hacer cálculos aritméticos, su presión arterial se disparaba si quien los acompañaba era su pareja. Sin embargo, permanecía inalterada cuando iban con su perro o su gato. La especialista cree que ese efecto se debe a que los animales no emiten juicios como las personas, pero aclara que hay que estar unido al animal, quererlo y no tenerlo en casa como un adorno.

Otro estudio de la especialista, ha demostrado que las mujeres solitarias de edad avanzada obtienen de una mascota beneficios muy similares a los que se tienen con la compañía humana. En este sentido los animales podían sustituir el apoyo social en aquellas personas que aseguraban no tener a nadie a quién contar sus problemas.

No se sabe si hay un animal más eficaz que otro a la hora de mejorar la salud de su dueño, aunque Allen está ahora siguiendo de cerca a los dueños de perros y gatos comparando sus comportamientos.


Cuidados necesarios
Hay más de 200 enfermedades que pueden ser transmitidas por los animales domésticos, pero cada vez hay más información al respecto y, si se siguen las precauciones adecuadas no hay por qué privarse de esa valiosa compañía. Personas que sufren de enfermedades autoinmunes tienen que enfrentarse a menudo a situaciones de aislamiento, rechazo o falta de propósitos. Para reducir el riesgo de transmisión se recomienda:

* Lavar las manos frecuentemente, sobre todo antes de comer o de atender las heridas.

* Tener al animal y los comederos limpios.

* Si hay riesgo de alergias, mantener corto el pelo.

* Colocar la caja del gato fuera de la cocina. No ponerla cerca de un lugar cálido y seco como un radiador y cambiar diariamente.

* No dejar que el gato entre en contacto con superficies de la cocina donde suele haber comida. Si esto no es posible, limpiar con un desinfectante suave.

* Evitar el contacto con los fluidos del cuerpo (orina, heces, vómitos, saliva). Colocarse guantes para limpiar o hacer que otra persona limpie.

* Vigilar que las uñas estén cortas.

* No dejar que lama la cara o una herida.

* Las mordeduras deben ser atendidas inmediatamente.

* Llevar al veterinario al menos una vez al año y vacunarlo.

* No dejar que el perro rebusque en la basura.

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