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 domingo, 11 de julio de 2004

Superinspectores. El director de Seguridad de la capital peruana y una experiencia similar
"Es un proyecto que dio buenos resultados en Lima"
Hace 10 años que existe la guardia urbana. "Ayuda a evitar faltas y prevenir delitos", dijo

La propuesta municipal de implementar la guardia urbana tiene antecedentes en otros países como Perú y Canadá donde, al parecer, se han registrado resultados positivos. En Lima, la capital peruana, el sistema está muy difundido y tiene características similares al que se pretende implementar en Rosario, aunque allí apunta básicamente a la prevención de la seguridad. El gobierno de Miguel Lifschitz está particularmente interesado en reclutar las buenas experiencias de otras ciudades, por lo que invitó al director municipal de Seguridad Ciudadana de Lima, José Fernández Fernández, a dar una conferencia para explicar los alcances del proyecto llevado a cabo en su ciudad, bautizado como "serenazgo". Así, el funcionario limeño detallará mañana y pasado la realidad de esta propuesta en una charla para los guardias urbanos rosarinos.

En la capital peruana la guardia urbana funciona desde hace 10 años y fue implementada en más de la mitad de los 42 distritos en los que está dividida esa ciudad. "Es un proyecto que ha dado muy buenos resultados, ha ayudado mucho a evitar faltas y a la prevención de delitos", dijo Fernández Fernández en diálogo con La Capital.

Remarcó que la misión de los serenos está orientada a "la prevención y la persuasión como objetivos principales". El número de efectivos es variable de acuerdo a la realidad de cada distrito: cada grupo tiene su propia jurisdicción. No obstante, en total hay unos 1.800 agentes en todo el ámbito de la ciudad.

El nombre de los superinspectores incaicos está íntimamente relacionado con la historia colonial de ese país. Antes del advenimiento de la vida republicana del Perú, existía el sereno, un miembro del Ayuntamiento que salía por las calles todas las noches, prendía y apagaba la iluminación, y repetía la frase: "Todo en orden y todo sereno". Se trata de quienes "en el 1800 controlaban que las calles estuvieran tranquilas y marcaban la hora", contó el funcionario. Y si observaban que se interrumpía la paz nocturna, avisaban a la policía para que resolviera la eventual dificultad.

Aunque con matices, hace diez años esta experiencia renació bajo la denominación de sistema de serenazgo, luego de que en Perú recrudeciera la violencia a partir de la actuación de grupos terroristas. "La policía nacional no daba abasto, por lo que hubo que implementar un nuevo organismo". Los agentes policiales tuvieron que ocuparse de la seguridad interna, por lo que hubo que pensar "cómo paliar la escasez de vigilancia vecinal", dijo. Y fueron los gobiernos locales los que lo hicieron, "apuntando también al control de las faltas urbanas".

-¿Cuál es la misión de los serenos?

-Estoy convencido de que cada ciudad tiene su propia cultura e identidad y debe encontrar sus propias soluciones. De acuerdo a nuestras propias leyes, este grupo conforma un trabajo de equipo con los agentes de otras reparticiones y la misma policía. El serenazgo apoya, por ejemplo, el control del comercio ambulatorio informal que es para nosotros una gran preocupación porque no sólo resta las posibilidades de captación de ingresos a los gobiernos locales, sino que afecta a la economía del país. También respaldan a los demás órganos del municipio, como a las direcciones de comercialización, fiscalización, de transporte urbano y la policía de tránsito.

-Pero no están armados.

-En esto quiero ser muy enfático. No hay que concebir al serenazgo como una fuerza de represión, sino como un grupo que está básicamente para atender al vecino en todo lo que es prevención y persuasión. Se trata de acercarlo a la gente.

Para Fernández Fernández, los resultados han sido positivos por lo que "se le está dando mucha más fuerza". A tal punto, que en Lima "se está discutiendo una normativa que regule el funcionamiento de todos los serenazgos para que se conviertan en una unidad y no actúen sólo por distritos, de acuerdo a regulaciones particulares de cada uno".

Este sistema fue abarcando gran parte del Perú y se implementó también en otras ciudades importantes como Arequipa, Chiclayo, Cuzco o Trujillo.

Según el funcionario, "en general la gente acepta muy bien al sereno", y también lo demanda cada vez que puede. En rigor, los limeños "hacen una contribución para el funcionamiento del sistema a través de un pago adicional en los tributos", confirmó. "Por eso, debemos ocuparnos de que el servicio sea eficiente; una ciudad sin seguridad no genera inversiones", añadió.

En Lima fue inaugurada una central telefónica especial para que el público convoque a los serenos. "Nacieron para dar soluciones inmediatas; la pretensión es que esta autoridad municipal también sea mediadora en los conflictos entre vecinos y los resuelva en el momento", remarcó Fernández Fernández.

"Estoy convencido que los resultados en Rosario serán buenos, habrá que apoyarlos porque al principio, como ocurrió en Lima, pueden tener algunos inconvenientes", señaló.

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Fernández Fernández: "Cada cultura debe encontrar sus soluciones".

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