Año CXXXVII Nº 48423
La Ciudad
Política
Economía
Opinión
Información Gral
Escenario
La Región
Policiales
El Mundo
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Campo
Educación


suplementos
ediciones anteriores
Salud 16/06
Autos 16/06
Ovación 13/06
Turismo 13/06
Escenario 13/06
Señales 13/06


contacto

servicios

Institucional

 sábado, 19 de junio de 2004

La intolerancia islámica

El Cairo. - La decapitación del rehén Paul Johnson en Arabia Saudita no fue sorpresiva. Al igual que su compatriota Nick Berg, degollado hace unas semanas por extremistas musulmanes en Irak, el ingeniero estadounidense no tenía casi posibilidades de sobrevivir luego de que sus secuestradores amenazaran con matarlo. Es que los secuestradores islámicos que lo mantuvieron en su poder cortaron ya con todos los lazos que los une a la sociedad y a los líderes religiosos oficiales. Y es por eso que de nada sirvió la súplica en los medios de la madre del presunto líder del autodenominado grupo "Al Qaeda de la Península Arábiga", Abdel Aziz al Muqrin, de liberar a Johnson.

Incluso pedidos similares de los religiosos conservadores en Arabia Saudita no fueron escuchados. El imán de la Gran Mezquita de la Meca rogó por la vida de Johnson en las plegarias del viernes y el jeque Salih pidió, asimismo, en su mensaje, transmitido por televisión, que cesen los ataques contra los no musulmanes. Estos religiosos del «establishment» gozan de gran poder en el Reino de Arabia Saudita y tienen estrecha relación con la familia gobernante del rey Fahd.

Recientes análisis de observadores occidentales indican que la intolerancia ideológica de los sabios religiosos del país de la Península Arábiga, sumado a la política de EEUU en Medio Oriente, que es calificada de injusta por los árabes, fueron el caldo de cultivo para el terrorismo islámico. Si bien en el reino wahabí es algo que no se quiere oir, no debe ser casual sin embargo que la mayoría de los terroristas del atentado del 11 de septiembre de 2001 provengan de Arabia Saudita. Con Johnson, los secuestradores que se consideran cercanos a la red terrorista Al Qaeda, tuvieron a un rehén casi ideal. Era estadounidense y trabajaba para una empresa armamentista, la Lockheed Martin. Es por eso que una negociación con los secuestradores probablemente no hubiera sido efectiva.

Por último, a los militantes islámicos no sólo les interesa desterrar a todos los "infieles" de la región sino también derrocar a la casa real. Pese a que la familia real se presenta como protectora de las ciudades sagradas de la Mecca y Medina como estrictamente religiosa y conservadora, a los ojos de Al Qaeda es vista como moderna, degenerada y lejana del sendero de la fe. (DPA)

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Notas Relacionadas
Al Qaeda decapitó a un ingeniero estadounidense


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados