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 miércoles, 16 de junio de 2004

Cada vez que Gallego habla, la embarra

Mauricio Tallone / La Capital

Bienvenidos al mundo de justificaciones de Américo Rubén Gallego. Este es un repaso de algunas de las definiciones más salientes que deslizó ayer el Tolo durante la práctica en Bella Vista. En cada caso fue necesario traducirlas porque el entrenador rojinegro suele irse a la banquina cada vez que abre la boca.

"Los que se fueron (en alusión al cuerpo técnico que comandaba el Bambino Veira) son buenos profesionales. No me quejo porque los entrenadores cuando agarramos un equipo sabemos lo que agarramos. Fue un acto de calentura decir que este no era mi equipo, si yo lo adoro al Bambino".

Parece que el técnico de Newell's está amnésico o se acuerda de lo que le conviene. Si desde que agarró las riendas de este equipo (en febrero de este año) no hizo otra cosa que justificar cada derrota pegándole cínicamente a Veira, quien con los mismos jugadores armó algo más o menos interesante.

"Me hago responsable de la mala campaña que hicimos en este torneo. Pero no voy a entrar en detalles, porque ustedes (los periodistas) saben muy bien como es Newell's. Yo encontré un plantel y estoy haciendo lo imposible para mejorar esto. Aunque la verdad, creí que íbamos a estar peor".

¿Qué quiere decir Gallego cuando sugiere que los periodistas saben lo que es Newell's? Acaso en su momento no declaró -seguramente para la gilada- que su sueño como técnico era conducir a Newell's. Bueno, el presidente Eduardo López le dio esa chance que reclamaba y en vez de ponerse las pilas para devolver la confianza que depositaron en él, se la pasa quejando por los rincones. Si no está conforme adónde vino, que dé un paso al costado.

"Tuvimos mala suerte, cuando se nos lesiona un jugador siempre es el mejor que tenemos. Se nos fracturó Aguirre, que es el mejor defensor que teníamos en ese momento. Se nos fue el Patrón Bermúdez, que aunque digan esto o lo otro para mí era un referente adentro de la cancha. Y ante Rafaela jugó enfermo Mauro Rosales".

Una de las principales virtudes que justifica la presencia de un entrenador es la de potenciar las condiciones de los jugadores con los que cuenta y distribuirlos adentro de la cancha en busca de un funcionamiento armonioso. Parece que el DT este chip no lo tiene incorporado a su proyecto porque no sólo llora el mal de ausencias sino que cuando tuvo que elegir al sustituto le erró feo. Ni hablar cuando apostó a un juvenil, directamente lo tiró contra la pared y lo hizo desaparecer.

"No me quedo más en la conferencia de prensa en los partidos que faltan porque ustedes me van preguntar sobre los refuerzos. Hasta que no termine el torneo y me junte con Eduardo López, no hay nombres".

Es preciso recordarle al Tolo que el primero que habló puntualmente de traer cinco o seis refuerzos para el Apertura fue justamente él. Punto y aparte.

"A la gente no le podemos seguir mintiendo. Igualmente no ligamos nada. Si analizamos los encuentros que el equipo jugó conmigo, no sé si merecimos perder dos partidos. Por ejemplo, en el clásico jugamos un mal primer tiempo pero en el segundo tendríamos que haberlo ganado por todas las oportunidades que tuvimos. Frente a Boca ni hablar, contra Talleres era un empate clavado y con Lanús nos hicieron en tres minutos tres goles".

En fútbol, los resultados nunca son hijos de las casualidades. Al final de un recorrido cada equipo tiene lo que se merece. Y para saber lo que mereció este Newell's, sólo hay que pegarle un vistazo a la tabla de posiciones.

"Tal vez si yo el domingo no hacía los cambios que hice, a lo mejor lo empatábamos. Igualmente el empate tampoco nos servía. Hice jugar al equipo con línea de tres, puse a tres puntas, intenté por todos los medios ganar el partido".

Nadie duda que Gallego quería ganarle a Rafaela, lo que todavía no se entiende es que haya optado por el ingreso de Iriarte (defensor) por Patiño (volante creativo) para arrancar el segundo tiempo cuando el partido todavía estaba cero a cero. Ni la expulsión de Marino justifica la modificación.

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Gallego se desdice con mucha facilidad.

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