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 miércoles, 16 de junio de 2004

Una mirada divertida del ser argentino
"Adentro!" reflejó con humor el deseo desmedido de la búsqueda del éxito
Gabriel Goity y Mauricio Dayub brillan en un enfrentamiento entre la tradición y la modernidad

Pedro Squillaci / La Capital

"Adentro!" es una nueva metáfora de la Argentina, basada en esa lucha eterna entre la tradición y la modernidad que busca reflejar un paralelo entre fracaso y éxito. Pero más allá de una temática que esencialmente se desarrolló en otras obras de teatro o películas, lo valioso de esta puesta dirigida por Sergio D'Angelo es el despliegue de la dupla protagonista. Tanto Mauricio Dayub como Gabriel "Puma" Goity brillan a partir de la variedad de recursos, su sentido del humor, y hasta la ductilidad para cantar afinadamente, bailar, tocar un instrumento, e incluso lucirse con las boleadoras. "Algunos nacen con suerte, otros nacemos acá", dijo este actor en un pasaje de la obra cuyo libro le pertenece. Una frase que sintetiza el espíritu de "Adentro!"

Teté Chazarreta (Goity) es un hombre de campo, respetuoso a ultranza de esos valores de tierra adentro, que despliega en su particular profesión: maestro de danza nativa. Chavero, una eminencia en el rubro y una suerte de figura celestial, le recomendó en una carta que le enseñe su arte a un alumno que se las trae. Se trata de otro campesino, Chaco Pichón (Dayub), que es un muchacho tan tímido como pretensioso y que pretende colarse en el tren de la fama.

El contraste impacta de movida desde lo estético. Teté es un hombre sencillito y de alpargatas, y Pichón arremete con jeans, botas y cabello con cola de caballo. Los diálogos entre ambos son de una riqueza y una gracia impar. La gestualidad y el tono de voz de Pichón, que mantiene durante toda la obra, choca permanentemente contra la mirada fija y la postura esquemática de Teté. Fue un acierto no caer en el lugar común de reflejar dos posturas enfrentadas desde dos opuestos estereotipados. No hizo falta mostrar un heavy para pintar la modernidad ni un gaucho con poncho y barba para darle vida a la tradición.

La obra se planteó en una escenografía campestre austera, con música telúrica de fondo, y con todas las pausas necesarias como para que el espectador capte los códigos que brotaban del escenario. El uso de los silencios entre ambos, las miradas y las charlas sobre el ser argentino son un acierto de la puesta.

"Adentro!" plasmó hasta donde se pueden rozar dos formas distintas de ver la vida. Y hasta donde el exitismo es capaz de tentar a un hombre de suerte esquiva, que se pasó la vida esperando que el teléfono de la bonanza suene alguna vez en su casa. Otro rasgo típico de una argentinidad bien entendida.

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Goity y Dayub hicieron reís y reflexionar al público.

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