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 domingo, 23 de mayo de 2004

Lecturas
Una historia contada con trozos de cine
Novela. "Las grandes películas de mi vida", de Alberto Fuguet. Alfaguara, Santiago de Chile, 2003

Fernando Toloza / La Capital

La nueva novela del escritor chileno Alberto Fuguet ("Mala onda", "Por favor, rebobinar", "Tinta roja") parte de una idea interesante: recrear la vida del protagonista, el sismólogo chileno Beltrán Soler, desde las películas que ha visto. En ese sentido "Las películas de mi vida" alberga, quizás, dos novelas. Una con los hechos concretos del personaje y otra, la de un cinéfilo en los años setenta y ochenta del siglo XX, aunque sin llegar a ser un libro como "Un oficio del siglo XX", de Guillermo Cabrera Infante. En algunos tramos de "Las películas de mi vida" esas dos vertientes se unen, es más, una de ellas es la que posibilita la otra, pero se terminan separando, haciendo perder fuerza a la obra, que tiene en general el "efecto novela" aunque a veces se eche en falta una mayor solidez.

La novela de los hechos encuentra su posibilidad de ser contada a partir de una consigna: recordar las películas de la vida del protagonista; primero como un ejercicio sin destino cierto, y después como un fenómeno de anagnórisis. Es decir, el reconocimiento de una calidad que se desconocía en una persona, en este caso, el propio protagonista, quien al confeccionar la lista de los filmes que vio en su vida traza su itinerario sentimental y logra aceptar su historia, descubrir, en cierto sentido, quién es.

Beltrán Soler es un sismólogo chileno. Hereda la pasión de estudiar los terremotos de su abuelo materno (aunque toda la cuestión de los terremotos queda deslucida, tras una promesa de ser interesante). Con una carrera internacional reconocida, es invitado a dar un curso en Japón. En el viaje en avión, que hace escala en Los Angeles, Soler traba relación con una bella mujer que le cuenta cómo está atrapada por un proyecto íntimo y fascinante: recordar su vida, organizar su pasado, a través de las películas que ha visto, con la chance de reproducirla gracias a un emporio de cintas en DVD que hay en Los Angeles.

El sismólogo se queda en esa ciudad norteamericana, donde pasó su infancia, y comienza a escribir la lista de películas de su vida que se transforma en la novela de su existencia, primero como exiliado en Los Angeles, donde siente que está su mundo, para regresar después a Chile con el golpe de Estado de Pinochet, una atrocidad bienvenida por su familia. Parte de la tensión que busca "Las películas de mi vida" radica en la confrontación Chile-Los Angeles, en el carácter pro golpista de la familia Soler y en el divorcio de los padres del protagonista.


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A medida que Soler va escribiendo su lista (cada capítulo está presentado con la ficha técnica de un filme como "La leona de dos mundos", "El libro de la selva", "Hermano sol, hermana luna", "La dama y el vagabundo", "Krakatoa", "La aventura del Poseidón", "La novicia rebelde", "Melody" y "Bullit", "Los bribones", "Las 24 horas de Le Mans" e "Infierno en la torre", esta última con una especie de alter ego para el protagonista que es Steve McQueen), salen a flote los años difíciles y en ese sentido "Las películas de mi vida" puede ser una novela de educación sentimental. Aunque falla el motivo por el que se pone en marcha la maquinaria de la rememoración.

O quizá se trate de que para Fuguet la reminiscencia proustiana de la magdalena (el episodio que llevaba al Marcel de "En busca del tiempo perdido" a intentar una reconstrucción de su vida, contexto y amores) es en la actualidad reemplazada por el afán consumista, por la posibilidad, hoy tan lejos de la Argentina, pero tal vez sí operante en Chile, de que comprando DVD se puede trazar la historia de una vida, en donde la compra define quién se es.

De todas maneras, esta opción no está del todo clara, aunque se vincula con el intento de desplazamiento del eje canónico de la narrativa hispanoamericana que intentó hace ya muchos años Alberto Fuguet, con Sergio Gómez, al publicar una antología de relatos de jóvenes narradores titulada "Mc Ondo", poniendo la cultura McDonalds frente al realismo mágico heredero de Macondo, el pueblo inventado por Gabriel García Márquez.

Sin embargo, la eliminación del libro en los datos bio-bibliográficos que incluye el volumen editado por Alfaguara puede significar que el autor siente lejana esa experiencia, y entonces "Las películas de mi vida" es sólo una rememoración que se pone en marcha porque el protagonista está fastidiado de su vida y un hecho azaroso lo pone en el camino de descubrir por qué.

Comparado muchas veces con el argentino Rodrigo Fresán, Fuguet parece hoy más cerca de la tradición que el autor de "La velocidad de la cosas", aunque temáticamente sigan cerca. Si en algún momento se caracterizaron por querer reescribir la tradición (Fresán, por ejemplo, creando una novela-cuentos donde trata de hacerse un lugar como el nuevo Bioy Casares, y Fuguet con el ya citado "Mc Ondo"), hoy parecen decirle adiós a la infancia (Fresán con su "Jardines de Kensington", su nueva novela donde aborda el mito de Peter Pan), en un gesto que funde vida y escritura, y promete que ahora sí comenzarán a llegar las obras maduras de los autores, las que señalen la edad de la razón, con la venia de Jean Paul Sartre.

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Steve McQueen (izq.) es el héroe protagonista.

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