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 domingo, 23 de mayo de 2004

La pelota y el 2 x 4 unidos en una música bien argentina
Tangol... historias de fútbol y tango

Javier Parenti / La Capital

Ritmo de 2x4 y funyi. Mezclados con gambeta y gol. Orgullo de barrio y amor por una camiseta que desde purrete se aprende a lucir. Aquellos potreros de tierra y piedras desbordados de pibes de sol a sol que hacían hilachas las pilchas. El otro escenario, el nocturno, al que la libreta de enrolamiento ya dejaba entrar, brillaba por el lustre de los timbos al bailar. La música ambientaba, las letras conmovían y los grandes personajes entraban a tallar: madre, esposa o novia, la tercera integrante imposible de obviar. Tango y fútbol para recordar. Los viejos años del 30 y los 40. La explosión tanguera, la del profesionalismo del balompié.

La mezcla exacta se trasluce en letras. Con títulos entradores para disfrutar: "Mi primer gol", "La número 5", "El sueño del pibe" y "Patadura". Y aquellos compuestos en honor al club del corazón, ahí dónde aparecen los temas para los clubes rosarinos con "Arriba Ñuls" y "Dale Central", ambos compuestos por la orquesta de José Sala y cantados por Aldo Maidal.

La letra de los leprosos del Independencia habla de cracks como Pontoni, Sobrero, Libonatti y Celli, que tras un inicio con el grito de gol del Mono Obberti, en su estribillo se oye el...

Arriba Ñuls, viejo cuadro de campeones

once garras de leones impetuoso y señorial

serás siempre, como ahora, como antes, la gloria firme y constante del deporte nacional

Y el tema de los canallas del parque Alem surgió con el campeón del Nacional 71, con nombres del prestigio de Aldo Pedro Poy, El Pato Colman, Hijitus Gómez, el Flaco Landucci y el Chango Gramajo, de quien se escucha un gol en el arranque. Pero la estrofa más potente, dedicada a la hinchada se refleja con...

Y dale, dale, dale, y dale Central...

grita la hinchada llena de emoción.

Y de repente estallan las tribunas cuando sacude las mallas el balón

También suenan los dedicados a los grandes del fútbol argentino con "Himno a River Plate", de Francisco Canaro y cantado por Domingo Conte, y "Muchachos soy de Boca", interpretado por la orquesta de Luis Stazo, con voz de Floreal Ruiz.

River Plate, tu grato nombre derrotado o vencedor,

mientras viva tu bandera la izaremos con honor.

Coreaban aquellos millonarios. Como en el 32 por Peucelle, Bernabé Ferreyra y los integrantes de aquella inolvidable máquina del 41 y 42 conducida por Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau.

Muchachos yo soy de Boca, el cuadrito más guerrero,

el que tiene mucha clase y se juega entero.

Contestaban los xeneizes desde la Ribera. La tierra en la que Cherro, Tarasconi, Tesorieri y Panchito Varallo demostraban su habilidad.

Avellaneda también fue inspiración para que Alfredo Gobbi dedicara su música a "Independiente Club", de Bardi, y "Racing Club", de Greco, en dos temas instrumentales. Es más, los racinguistas de estirpe tanguero también sintieron en el alma desde las manos de Osvaldo Fresedo con "De academia" y las de José Colángelo con "A la guardia imperial".

Hay más de Racing. Y basta nombrar a "Un bien de familia", cantada por Eladia Blázquez; "Por esas cosas de Dios", con la voz de Chico Novarro, y "Se juega", cantado por Rubén Juárez.

También otros clubes poseen su canción, como San Lorenzo y "El ciclón", de Laino y Aieta; "Estudiantes", de Rotundo y Rossi; "El Expreso de La Plata", de Pezzi y Espíndola; y Banfield y su instrumental "El Taladro", de Alfredo De Angelis.


En honor a los ídolos
Y aparecen los ídolos a quienes rendirles honor, como "Bernabé, la fiera" -de Laino y Dispagna, con música de Padula y Germino-, aunque una de las mejores versiones es de Francisco Canaro, para el Mortero de Rufino, Bernabé Ferreyra.

En el foot-ball nacional se destaca un jugador

de lo más fenomenal por ser un gran goleador.

No hay quien pueda resistir su formidable tapón,

a muchos logró batir Bernabé con su cañón.

Y así como este tema sonó a principios de la década del 30, también existen modernos con la idolatría al Diez. Con títulos como "Para Diego A. Maradona", compuesto por Ernesto Baffa, sin letra pero con relatos de gol.

El que sí le puso palabras a la devoción por el Diez es el rosarino Leonel Capitano en su dedicado "Mi tango a Maradona".

La luna, trasnochada de Fiorito vio soñar a un morochito

correteando una pelota al pibe que llenó de gol la soledad

y de ansias de alambrado a Doña Tota, diplomado de la escuela del potrero

donde escribe la de cuero su canción de tardecitas en orsai

También tuvieron su homenaje, Ricardo Bochini con "Para el Bocha", de Ranieri y Boeto; "A Natalio Pescia", de Caló, Campos y Moreira; y "A José Manuel Moreno", de Pontier.


El pibe que sueña
Sin embargo, el protagonista principal siempre fue anónimo, como para que cualquier pibe o hombre se refleje en la canción. Como la cantada por la inconfundible voz de Edmundo Rivero que hizo conocido el tango que con letra de Miguel Bonano y música de Degrossi cuenta otra historia en "Déjelo señora".

El pelo revuelto, las medias caídas,

los zapatos rotos, de tanto jugar,

una camiseta ya descolorida,

debajo una almita, que sueña ser crack.

Cansada la madre, de tanto llamarlo,

por fin a la la calle, lo ha ido a buscar,

el pibe, con pena, deja la de trapo,

y firme se apresta al reto final.

Tal vez, algun día, le de la alegría,

de verlo hecho un crack.

Pero Rivero no sólo cantó temas ajenos sino que le puso letra a la música de Héctor Marcó en "Pelota de cuero", para reflejar el amor por la primera gran amiga de la infancia. Aquella que ya se perdió con los años pero que vive en el alma de todo aquel que una vez la pateó.

Pelota de cuero, que amé desde pibe,

nacida en la magia de un mundo irreal.

Tras la vidriera sos para el purrete

como una muñeca que dice:

"Llevame, que quiero jugar".

Pelota de cuero, bordás en tu vuelo el sueño más lindo de la juventud.

Nos das en la cancha el triunfo, el fracaso, mas todos queremos beber en tu vaso, pelota de cuero, la gloria de un club.

Letras de tango bien futboleras. Como la creada por Héctor Negro, compuesta por Osvaldo Avenna, que se usó en "Polémica en el fútbol" y habla "Desde el tablón".

Yo vi los goles que se cuentan a los nietos

y las pifiadas que dan ganas de olvidar.

Rompí el carnet cuarenta veces, eso es cierto,

pero por eso no me han visto desertar.


El tango gusta de grande
Claro que con nombrarlos no basta. Ustedes, los viejos tangueros, conocedores de letras y adivinadores al primer compás, los tendrán presentes. Pero ellos, nosotros, no. Entonces, nada mejor que adentrarse en las estrofas para empezar a saborear el gustito por el tango, que "como la sopa, gusta de grande", como sabe decir el arrabalero Pajarito.

Estás leyendo tranquilo. ¿Te interesó? ¿Sí? Bárbaro. Pero esperá. Prendé la radio, poné un casete, un disco o un CD. ¿No tenés? Bueno, entonces acordate de algún tanguito conocido, de los que te hacía escuchar tu abuelo. Y seguí leyendo.


"Mi primer gol"
"Mi primer gol" es una síntesis de esta historia de tango y fútbol. Contada por Miguel Bonano y música de Pettorossi y Fattorini.

En la cancha de mi vida quise yo tantear mi suerte

y me puse los colores de esperanza que soñé;

intenté una gambeta, pero con tu gran defensa

me paraste propiamente cuando nada había que hacer.

No me intimidé por eso y al junarte bien un claro

en la valla de tus ojos levanté el tiro final y otra vez que estaba solo el referee de tu viejo

justamente cerca e tu arco sonó el silbato de orsay.

"La número 5", con letra de Oreste Cufaro y música de Reinaldo Yiso es otra muestra de esta mezcla de tango y fútbol, en la que un pibe (Roberto) le envía una carta al capitán (un bravo centrehalf) pidiéndole de regalo la pelota. Esa que al final de la historia llegó a sus manos con la presencia de los once integrantes del team.

Mañana ustedes juegan el clásico partido,

mi vida yo daría por verlo... estar allí,

gritar por mis colores, colores tan queridos

pero eso es imposible desde que estoy aquí"

"Desde hace mucho tiempo, dos años más o menos

me encuentro en una sala del hospital Muñiz

escucho el campeonato y sabe así me entero

de toda la gloriosa campaña de mi team.






"El sueño del pibe"
"El sueño del Pibe", compuesto en 1943 con letra de Reinaldo Yiso y música de Juan Puey, fue grabado con grandes orquestas (la del maestro Pugliese, por Tanturi y Campos), y cantado por muchas voces, como la de Roberto Chanel. En él aparecen los nombres de varios cracks de entonces, como Baldonedo (Emilio), Martino (Rinaldo), Boye (Mario) y el gran Bernabé (Ferreyra).

Faltando un minuto están cero a cero;

tomó la pelota, sereno en su acción,

gambeteando a todos se enfrentó al arquero

y con fuerte tiro quebró el marcador.

Y así como en este último tango se habla de sueños de grandeza, y de figuras, está también la letra de E. Carreras Sotelo en su "Patadura" al que López Ales le puso música, y nada menos que Carlos Gardel cantó allá por 1928.

Piantate de la cancha, dejale el puesto a otro

de puro patadura estás siempre orsay;

jamás cachás pelota, la vas de figurita,

y no servís siquiera para patear un hands.

Querés jugar de forward y ser como Seoane,

y hacer como Tarasca de media cancha un gol,

burlar a la defensa con pases y gambetas

y ser como Ochoita el crack de la afición.

El juego no es pa' otarios, tenelo por consejo

hay que saber cortarse y ser buen shoteador,

en el arco que cuida la dama de tus sueños

mi shot de enamorado acaba de hacer gol.


"Del Potrero"
Fútbol y milonga. Arrabales y pelotas. Tierra y mosaico. Mujer y hombre. Sueños y pasión. Desde ayer hasta hoy. Siempre. En ritmo de 2x4 y pateando al gol.

Como en "Del Potrero", que con la música de Enrique Campos y esta letra bien futbolera de Jorge Moreyra refleja fielmente esta pasión.

Eramos muchachos, teníamos un cuadro,

un cuadro de barrio llamado "amistad",

que en trenzadas bravas, con todo entusiasmo,

de oro y de glorias supimos colmar.

En aquel cuadrito de barrio recuerdo,

había un centrofóbal espectacular,

el solo ganaba partidos perdidos,

campeón del potrero, verdad de los cracks.

Trascendió su fama por todos los barrios,

partido a partido se llegó a imponer,

supo de alabanzas, supo del halago,

goles de maestro le vimos hacer.

Hasta que un domingo llegó un dirigente,

de un club de los grandes a verlo jugar,

le habló de colores, de premios y aplausos,

y sin centrofóbal quedó el "Amistad".

Nada mas supimos, leímos los diarios,

el nombre del pibe no salió jamás,

hasta que una tarde regresó muy triste,

nos dijo: ¡muchachos!, si quieren vuelvo a jugar.

Le pasó lo que otros ya le había pasado,

el que en el potrero era todo un crack,

lo mareó el estadio de un club de primera,

en arcos con redes no supo embocar.



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