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 sábado, 24 de abril de 2004

Llegó la humedad y ahora el problema es el exceso

Los registros térmicos y las precipitaciones de la última semana dejaron atrás el inusual comportamiento climático que predominó durante la primera quincena de abril. Si bien el régimen pluviométrico ya había mostrado signos de recuperación durante los últimos días de marzo, las temperaturas se mantenían en registros elevados, inusuales para la época.

Durante el mes de mayo es habitual que el flujo de vapor de agua del norte se vea interrumpido, quedando el aporte de humedad desde el este como principal fuente para la producción de lluvias. De esta manera se ingresa a los meses de invierno con lluvias que decrecen a medida que nos internamos hacia el continente, por lo cual es normal que las precipitaciones sobre las provincias mediterráneas y el oeste de Buenos Aires alcancen valores modestos.

Si nos ajustamos al comportamiento esperado desde el punto de vista climático, los excesos que hoy se muestran sobre el centro y sudoeste de Entre Ríos, centro este de Santa Fe, la esquina sudeste de Córdoba y sus vecindades de Santa Fe y La Pampa, garantizan un muy buen nivel de humedad para el arranque de la fina. Claro está que actualmente los excesivos almacenajes se traducen en trastornos importantes para la logística de la cosecha y se reflotan los reiterados problemas estructurales de los caminos rurales.

Al sur de la cuenca del Río Salado bonaerense el nivel de reserva se ha optimizado, aunque hacia el oeste aún se percibe cierta demanda de agua, que no llega a generar demasiada inquietud.

La extensa zona que incluye el centro y sudoeste entrerriano, el centro sur de Santa Fe, el este de Córdoba, el norte de Buenos Aires y el norte de La Pampa, no requieren precipitaciones para mantener su actual estado de humedad, el cual como hemos mencionado se encuentra en muy buen nivel con sectores donde se marcan excesos. Dado que es poco probable que transcurran quince días sin precipitaciones, se está configurando un escenario favorable para el afianzamiento de los excesos. Esta situación se verá apoyada por la natural reducción de la evapotranspiración que el sistema tiene en esta época del año. Es decir que el balance hídrico dentro de la zona núcleo tenderá a resultar ganancioso. Este panorama puede interpretarse gráficamente a través del mapa que acompaña este artículo.

La variabilidad

Debemos remarcar la significativa recuperación que se ha observado en el perfil de humedad. Es importante enfatizar este comportamiento, puesto que ante el deficitario panorama hídrico que predominó durante la actual campaña, algunas fuentes presumían el comienzo de un "extenso período seco". La previsión de apartamientos extremos en las precipitaciones es difícil de pronosticar, más aún su afianzamiento (extensos períodos de sequía o períodos húmedos). El concepto climático fundamental y con el cual convivimos todas las campañas es la variabilidad. Partiendo de esta premisa básica es sumamente conjetural generar tendencias del comportamiento climático más allá de un bimestre, que bajo determinadas circunstancias puede extenderse a un trimestre y pocas veces a un semestre.

La conocida escasez de precipitaciones que caracterizó el período crítico de la soja durante esta campaña, se traduce hoy en los rendimientos, destacándose un impacto más marcado sobre la soja de segunda. En lotes dentro de la zona núcleo de Córdoba y Santa Fe los rendimientos de la soja de segunda se ubican en muchos casos por debajo de los 10 quintales, mientras que para soja de primera el promedio es cercano a los 23 quintales, aunque la heterogeneidad es fácilmente observable. Paradójicamente las lluvias de la primera quincena de abril han generado un importante atraso en la cosecha. Según cifras de la Sagpya, la recolección alcanza, a nivel nacional, un 35%, mientras que ha esta altura del año pasado la cosecha llegaba al 53%.

El maíz también acusa el duro impacto de la sequía del verano. En la provincia de Santa Fe más del 11% del área implantada no llegó a cosecha. Este valor desciende al 8% considerando el total del país.

Mientras la mayoría de los productores está esperando una semana de tiempo estable para poder consolidar las tareas de recolección, el ciclo mundial de la soja nuevamente nos lleva a poner la mirada en la conducta climática del Hemisferio Norte. La cosecha 2003 de soja de USA fue marcada en etapa final por un pulso de sequía, del mismo modo ocurrió en 2004 en vastos sectores del Mercosur. Como consecuencia, crece la expectativa sobre el clima para la campaña que se inicia en el norte.

Consultora de Climatología Aplicada (CCA)

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