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 sábado, 24 de abril de 2004

El valor del trigo en la rotación
La sustentabilidad a largo plazo no se contrapone a la rentabilidad económica de corto plazo

Miguel Peretti (*)

En pocas semanas más, con la siembra del trigo, se inicia la nueva campaña agrícola 2004/05. Los productores de la zona agrícola núcleo de la región pampeana deben decidir una vez más que combinación de cultivos utilizarán para cubrir el suelo agrícola en este nuevo período.

Como ocurre hace muchos años las tres alternativas que evalúan los productores de esta zona son: soja de primera, maíz y el doble cultivo trigo/soja. La tendencia de las últimas campañas fue ir cada vez más hacia un predominio de la oleaginosa.

A tal punto es así, que en un análisis reciente del Inta Marcos Juárez frente a los datos preliminares del Censo Nacional Agropecuario, se encontró que en los estratos de pequeños y medianos establecimientos (0 a 400 ha) del sudeste de Córdoba, entre el 28 y 79% de ellos ya no incluían una sola hectárea de maíz en sus planteos agrícolas.

En el arranque de una nueva campaña triguera, es posible preguntarse: ¿cuáles son las condiciones económicas, financieras y de mercado iniciales y sus perspectivas de corto plazo que influyen en las decisiones?

Teniendo en cuenta los precios de los granos en los últimos meses y para la próxima cosecha, se puede afirmar que son los más altos en muchos años. Hoy se puede comprobar que los precios actuales, en moneda constante, están muy por encima de su decreciente tendencia histórica de los últimos cuarenta años.

En las series ajustadas a pesos de 2004 por el índice de precios mayorista (Ipim), siguiendo la tendencia histórica, se puede hablar hoy de precios para trigo, maíz y soja de 267,40; 181,60 y 396,60 pesos por tonelada respectivamente.

En contraste, si se toman los precios a término en dólares son 344 (trigo), 258 (maíz) y 677 (soja) pesos por tonelada.

Es decir que en esta campaña se está 28,6%; 42,1% y 71% respectivamente por arriba de dichas tendencias históricas.

Otro tema es el de las relaciones producto-producto. Por lo anterior se observa que la soja es la que presenta actualmente el mayor desfasaje hacia arriba respecto a su propio precio histórico y, como consecuencia, las relaciones soja/maíz y soja/trigo muestran en la actualidad un deterioro significativo de los cereales en relación a la oleaginosa.

En trigo, la relación histórica promedio de los últimos diez años fue de 1,53:1 y hoy es 1,97:1. En maíz dicha relación era de 2,04:1, en tanto que hoy es de 2,62:1.


Precios y monocultivo
El marco de precios relativos actual es más favorable que nunca a la alternativa del monocultivo de soja de primera, y se contrapone al equilibrio agronómico más deseado, como el de las rotaciones de cultivos, para contribuir a la sostenibilidad de largo plazo de los sistemas agrícolas.

Haciendo un análisis microeconómico más profundo mediante los márgenes brutos (MB) de cada alternativa de cultivo, se ve por ejemplo que en los últimos diez años, para rendimientos promedio, la soja de primera nunca fue el cultivo de mayor MB ya que en seis oportunidades fue trigo/soja y en las cuatro restantes el maíz.

A pesar de esto, la proporción de siembra de soja de primera fue creciendo y en la actualidad es mayor al 50% del total. Todo ello está indicando que los productores toman sus decisiones no sólo basados en los márgenes relativos sino que además priorizan otra serie de variables que principalmente tienen que ver con los aspectos financieros y de tenencia de los recursos como la tierra y el capital de trabajo.

Desde el punto de vista financiero, al igual que en las últimos años, en la campaña que se inicia la alternativa soja de primera supera a las otras dos (maíz y trigo/soja) porque su costo operativo es muy inferior y, por lo tanto, el retorno esperado por peso gastado en el ejercicio es mucho mayor.

Por otra parte, con una disponibilidad fija de capital de trabajo el productor prefiere hacer más hectáreas del cultivo mas barato que menos superficie en una rotación. Esto se suma a la gran cantidad de tierra que se está trabajando en base a contratos accidentales de corto plazo, que impiden a los tomadores de tierra apropiarse de los beneficio de la rotación y, como consecuencia, desalienta esta práctica.


Los beneficios de la rotación
A pesar de todo esto, aún hoy puede demostrarse que una rotación equilibrada que incluya al trigo y al maíz todavía brinda mayores márgenes que un monocultivo de soja de primera continuo.

Los márgenes brutos calculados para rendimientos medios presentan valores muy similares para las tres alternativas. Con altos rendimientos la combinación trigo/soja supera al resto y, con bajos rendimientos, la soja de primera daría un margen levemente superior.

Se sabe que altos rendimientos de soja de primera sostenidos en el tiempo difícilmente se logran en campos sin rotación donde no intervengan el trigo y el maíz.

Por ello no se debe olvidar que al comparar alternativas de rotación con monocultivo no se pueden tomar los mismos rendimientos de soja de primera.

Para traducir ese hecho al análisis económico, es importante conocer cuanto más va a rendir el cultivo en rotación. Dado que los ensayos de parcelas son escasos y quizás poco representativos, se hace un ejercicio estimando aumentos de rendimiento en rotación y luego se modificaron los resultados económicos de acuerdo a esos incrementos de rinde estimados.

Las rotaciones evaluadas tienen 33, 40 y 50% de soja de primera con incrementos de rinde de ese cultivo que parten del 10% para la primera, 7,5% para la segunda y 5% para la tercera. Con esos supuestos las diferencias de márgenes a favor de las rotaciones son muy importantes.

Bajo esos supuestos, los márgenes brutos de todas las rotaciones superan los de soja de primera y los resultados óptimos surgirían con la rotación maíz/ trigo-soja/ soja que es, por otra parte, la que han adoptado la mayoría de los productores de punta de esta región en los últimos años.

De cumplirse los supuestos analizados, se puede concluir que los objetivos de sustentabilidad agronómica a largo plazo de los sistemas no necesariamente se contraponen a la rentabilidad económica de corto plazo.

(*) Coordinador del Area de Economía, Estadística e Informática del Inta Marcos Juárez.

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