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 miércoles, 31 de diciembre de 2003

Pesadillas en las alturas
Cuatro de cada diez argentinos tiene miedo a volar. Pocos lo reconocen

Las vacaciones plantean una vez más el dilema sobre cómo llegar al lugar elegido para veranear. Una opción para muchos tentadora es el viaje en avión. Sin embargo, para algunos supondrá todo un desafío. Entre los argentinos, el miedo a volar es más frecuente de lo que se puede suponer: se estima que cuatro de cada diez personas temen subirse a un avión y, en muchos casos, este temor llega a convertirse en una fobia que lleva a quienes la sufren a evitar de todas las maneras posibles el subirse al avión.

No todos los que la sufren reconocen su temor a los aviones. Según un estudio realizado en 900 personas por el Laboratorio de Estudios Regionales de Opinión Pública (Lerop) de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Torcuato Di Tella, el 14% de los argentinos tiene miedo a volar, pero no lo asume o no lo reconoce abiertamente.

"Los investigadores se dieron cuenta de que había personas que no nominaban como miedo lo que sentían pero describían una serie de malestares durante los vuelos. Parecía una contradicción, pero es real: a veces el miedo no es asumido", dijo el doctor Claudio Plá, director de Poder Volar, equipo multidisciplinario especializado en la fobia a volar.

"Es más habitual que sean las mujeres las que pueden hablar del miedo que sienten, mientras que para los varones no es tan fácil porque puede ser cuestionada su masculinidad", agrega.


Peligro temido
"Los temores más habituales tienen que ver con la turbulencia y los ruidos durante el vuelo", dijo el licenciado Modesto Alonso, psicólogo especialista en miedo a volar. "En general hay un trasfondo cargado de mitos ancestrales, de temores vinculados con el no saber cómo y por qué vuela un avión, y las fantasías sobre supuestas transgresiones a las leyes de la física".

Lo cierto es que, según Alonso, "si el vuelo y el avión fueran lo que la persona con temor imagina, tiene razón en sentir temor. Pero puede aprender que está equivocada y entrenarse para cambiar. Su miedo a volar es un miedo aprendido, por lo tanto puede intentar desaprenderlo y aprender a diferenciar entre lo que sabe, lo que imagina, lo que piensa y lo que siente, para no dejarse dominar sólo por sus creencias que son el verdadero peligro temido".

El miedo no significa necesariamente algo malo; por el contrario, es un mecanismo de alerta normal del organismo que tiende a la conservación. "El problema es que cuando se acentúa demasiado o se focaliza irracionalmente en una cosa o situación, puede convertirse en una fobia, que es una dificultad que debe ser atendida porque de lo contrario se transforma en un factor limitante de la vida", señala Alonso.

Así, cada persona padece el miedo a volar a su modo, aunque existen factores en común. Según el psicólogo, "en general, experimentan una ansiedad intensa por no poder controlar la situación del vuelo, no pueden entregarse al cuidado de quienes tienen a su cargo el avión, los amenaza el temor a sentirse encerrados, el miedo a sentir vértigo y mareos, el temor a la turbulencia, a que suceda un accidente, o una sensación de impotencia ante lo impredecible".


Tratamiento a medida
En los numerosos abordajes terapéuticos que se ofrecen actualmente para combatir el miedo a volar, la información es un elemento clave. "Ayuda a saber cuál es la realidad de la seguridad de los aviones -explica el doctor Plá-. Lo que se intenta es que se pueda aprender y capturar el conocimiento de la seguridad del avión".

En la terapia se efectúa un aprendizaje individual o grupal de reorganización del modo de pensar sobre el temor a volar. Se explica con detalle las estadísticas sobre el tema, las formas en que se construyen los aviones, cómo se entrenan y se seleccionan los pilotos, meteorología y comunicaciones, las distintas fases del vuelo, la seguridad en la operación de las aeronaves y del funcionamiento del sistema aeronáutico en su conjunto.

"Nuestra posición se orienta a un enfoque clínico, individual, personalizado e integral. O sea que en cada persona tratamos de ver cómo es su miedo y diseñamos el abordaje a su medida. Lo primero que hacemos es un diagnóstico, porque el temor puede ser una actitud ante lo desconocido en quien nunca ha volado y sólo necesita información y apoyo, o un síntoma más de otros problemas personales", concluye Alonso.

Agustín Biasotti

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La información sobre la seguridad del avión es clave para conbatir el miedo.

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