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 miércoles, 31 de diciembre de 2003

Dos ladrones asaltaron una metalúrgica de Presidente Perón al 5600
Reducen a dueños de un comercio y roban $9 mil
A punta de pistola amenazaron al matrimonio propietario y se llevaron la cartera de la mujer

El intenso calor recalentaba el pavimento y pocas personas caminaban ayer por la vereda de Presidente Perón al 5600, en la zona oeste de la ciudad. Faltaban diez minutos para las dos de la tarde cuando Marcelo Benzi y su esposa terminaban de compartir un frugal almuerzo. El comercio de venta de maquinarias metalúrgicas que regentean desde hace cuatro años estaba abierto y los empleados regresarían más tarde. En ese momento, entraron dos hombres jóvenes que a simple vista parecían clientes. Pero apenas la pareja los divisó presumieron que se aproximaba un atraco. Enseguida comprobaron que su presunción era acertada. Uno de los maleantes desenfundó una pistola y rápidamente se apoderó de la cartera que tenía la mujer. En su interior había 9 mil pesos

Horas después Benzi seguía desconcertado. Le costaba entender que los ladrones hubieran llegado a su negocio de Presidente Perón 5668 justo el día en que tenía dinero en efectivo, aunque se resistía a creer que el robo fuera el desenlace de una batida. "Siempre nos manejamos con cheques", se apuró a aclarar.

El comerciante, de 44 años, caminaba entre viejos tornos que debía reparar. Y su esposa, Mónica Chaparro, de la misma edad, hablaba por teléfono con un cliente cuando entraron dos hombres jóvenes y de pelo corto. Uno de ellos inquirió por una amoladora, pero la pregunta le pareció dudosa a Benzi porque esa máquina ya no existe en el mercado.

Entonces, cuando los maleantes constataron que el argumento no era convincente, apelaron a otro ardid: pidieron un vaso de agua. La negativa de Mónica fue estridente y elocuente. Y la respuesta de los asaltantes no se hizo esperar. El grito "esto es un asalto" retumbó en el local y enseguida una pistola 9 milímetros que portaba uno de los intrusos encañonó al hombre.

Marcelo fue obligado a retroceder unos metros hacia la parte posterior del comercio y, cuando llegó frente al escritorio que ocupaba Mónica, debió tirarse al suelo. La mujer tuvo entonces una reacción instintiva. Recogió la cartera que estaba apoyada sobre una pequeña mesa ubicada detrás de ella y la arrojó al suelo.

Después, sin pensar, pasó al frente con temeridad: tomó una botella de gaseosa y amenazó al ladrón que apuntaba a la cabeza de su marido con golpearlo con el envase. "Quedate tranquila, que te fusilo", exclamó el hampón morocho de pelo "amarronado".

Resignada, tuvo que contemplar cómo el sujeto recogía el bolso. "Primero a mi mujer le pidieron la billetera, pero cuando vieron que la cartera les cabía en la mochilla se la llevaron", explicó Benzi. Se alzaron con el dinero, los celulares y los documentos del matrimonio.


Escaparon en un auto
Siete de los 9 mil pesos habían sido cobrados por Chaparro ayer a la mañana luego de pactar la venta de una máquina el sábado pasado. Con el botín en su poder, los delincuentes salieron corriendo y se subieron a un Renault 12 de color blanco que los esperaba, guiado por un tercer cómplice, en el cruce de Presidente Perón y Teniente Agneta.

Benzi no sólo estaba angustiado por la pérdida económica, sino porque hasta ayer creía que en el lugar que hoy ocupa su empresa iba a estar a salvo de posibles atracos. Eso, desde que cuatro años atrás vendió una ferretería ubicada a una cuadra de su actual negocio. La decisión de transferir aquel comercio la adoptó luego de "un importante escruche" que sufrió.

"El local no es mío, lo alquilo, pero como ahora vendo maquinarias pesadas y sólo me manejo con cheques pensé que no me robarían. Quién se va a llevar esto que pesa tanto", se preguntó mientras señalaba una máquina.

Ya habían pasado más de cuatro horas del hecho y el comerciante repetía el pormenorizado relato del asalto que ya había brindado a los efectivos de la comisaría 19ª, mientras le recriminaba amablemente a su mujer la heroica actitud de enfrentar a uno de los delincuentes. "No podía bancarme que se lleven el esfuerzo de todo un año de trabajo", respondió con firmeza Mónica ante el cronista de este diario.

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Benzi tuvo que tirarse al piso por órdenes de los maleantes.

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