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 sábado, 29 de noviembre de 2003

Ser docentes de nivel superior

Aquí, ahora y nosotros, los docentes del nivel superior de la provincia de Santa Fe, parafraseando a Marcos Aguinis, sentimos el atroz encanto de serlo. Este oxímoron, atroz y encanto, señala una situación cada vez más complicada, más "cara" y más difícil de comprender. Informemos, aclaremos, discutamos desde los medios de comunicación. Seamos honestos, transparentes y, de una vez por todas, no nos sumemos a los mercenarios de la educación. Queremos justicia y respeto para cada docente y no aceptemos órdenes sobre aquello que debemos hacer. La acreditación de los institutos no es lo esencial y no debe presentarse como una batalla. Acabemos con las arbitrariedades. La vocación, las ganas de enseñar -el encanto- se contraponen con las exigencias, la irracionalidad y el autoritarismo -lo atroz-. Los post -forma latina- o pos, usados como designativos, o sea como sustantivos, son los reclamados y solicitados. ¿Por quiénes? Parece que todos tenemos que hacerlos cuesten lo que cuesten, a pesar de nuestros magros sueldos. En realidad pos/post es un prefijo que significa "detrás o después de", y han provocado mucho más que una confusión semántica, provocaron el horror, el dolor y la frustración. Un profesor con título habilitante para la docencia superior y expedido por una casa de altos estudios como la Universidad, aunque tenga una gran trayectoria académica y algunos años de edad -no perdamos de vista la juventud de muchos de nuestros funcionarios o autoridades que no tienen ni postítulos ni postgrados ni preparación para la gestión- debe "obligatoriamente", según algunos institutos y por disposiciones internas sin considerar las normativas provinciales, haber desarrollado "otra carrera" o bien un postgrado, por el que debe pagar cifras, en ocasiones, que superan los $3.800. A este monto, muchos de ellos ni siquiera pueden encontrarlo en su imaginario. Recordemos que la inscripción, que culminó el 7 de noviembre, para interinatos y suplencias -en algunos Institutos de nivel terciario, en otros no- inscribieron a postulantes, egresados de carreras docentes terciarias, solamente si tenían otra carrera (cualquiera fuere posterior a la de base), en el mejor de los casos una postitulación universitaria en curso o terminada. En cuanto al egresado docente de nivel universitario, el docente natural para el nivel terciario, como lo establece la Ley Federal, debió probar, para que se aceptara su inscripción, el cursado o la finalización de un postgrado. Reflexionemos un poco, colegas. Estamos en la Argentina, queriendo salir de la peor crisis económica de su historia y nos están diciendo a nosotros, que no tenemos aumento desde hace más de diez años, paguen, cursen; su titulación ya no sirve; sin excepción, anótense, aporten el arancel, porque, de lo contrario, no podremos inscribirlos, lo que es lo mismo no podremos permitirles que trabajen. Nos están limitando. Así, estamos descuidando los verdaderos problemas centrales de la educación. Ahora, detallemos las categorías, ciertamente opacas, que se ofrecen: postítulos que brinda el Ministerio de la provincia, que se proponen a instancias de los proyectos de diversas instituciones, que pueden ser de actualización académica, especialización superior o diplomatura superior. ¿Se cobran o no se cobran? Postitulaciones universitarias. Postítulos que se traducen como otra/s carrera/s que se suman a la de formación de base, relacionada con cualquier campo disciplinar, incluso el más alejado de la carrera primera. Pero vale. Postgrados variados: licenciaturas (también de grado), maestrías, doctorados y pronto los postdoctorados para los privilegiados que lograron la concreción del doctorado. ¡Cuántas categorías! ¡Cuánto dinero en juego! Documentémosnos y revisemos las distintas normativas, decretos, disposiciones provinciales. No nos olvidemos de leer la Ley Federal y además de todo lo referido a la Ley de Educación Superior. No nos dejemos avasallar, la acreditación buscada con todo ahínco por cada uno de los institutos no puede ser el condicionamiento fundamental de nuestra vida laboral y resolvamos, el, por ahora, atroz encanto de ser docentes, docentes del nivel superior.

DNI 6.651.995



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