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 miércoles, 19 de noviembre de 2003

Hubo movilización frente a la Asociación de Martilleros
La Justicia suspendió ayer el remate de dos viviendas únicas
La medida benefició a una maestra y a una pareja en delicado estado de salud. Se ejecutaron otras 9 casas

Lucas Ameriso / La Capital

La maestra de barrio Hume pudo respirar algo aliviada. La Justicia suspendió ayer el remate de su vivienda única ubicada en Valentín Gómez 937 y aún se desconoce si volverá a ser subastada. Pero Irma Giaquinda quiere salvar definitivamente el techo que alberga a su hija y sus dos nietos, por lo que espera que ahora los acreedores acepten su propuesta de pago. La casa de Almafuerte 955 también logró zafar del martillo y se constituyó en el otro caso social tutelado por la Asociación en Defensa de la Vivienda Unica (Adeviu). En tanto, las otras nueve subastas anunciadas para ayer sí se llevaron a cabo en la sede de la Asociación de Martilleros sin que se registrasen incidentes ni reclamos.

La protesta de Adeviu arrancó ayer bien temprano con el fin de frenar la catarata de subastas anunciadas para toda la jornada. A media mañana se produjo la primer buena nueva. La licitación a sobre cerrado para adquirir una casa ubicada en Almafuerte al 900 fue suspendida hasta nuevo aviso. La vivienda única, propiedad de la familia Olmos, "constituye un típico caso social porque el matrimonio tiene serios problemas de salud y, pese a ello, tienen a su cargo dos hijos menores de edad", explicó Marcelo Bonini, titular de Adeviu.

Ya por la tarde, la atención se centró en Entre Ríos 238, donde Giaquinda estuvo a punto de perder su casa de Valentín Gómez al 900. Sin embargo, pocos minutos después de las 15 los gritos de algarabía sepultaron un desenlace ingrato. Los manifestantes fueron notificados que el remate quedaba suspendido.

La docente, viuda y con hijos a su cargo había contraído un crédito hipotecario privado en 1997 inicialmente por 12 mil pesos, que se estiraron a 18 mil pesos, y terminó en una deuda exigible de 60 mil pesos, lo que -según aseguraron en Adeviu- duplicaría el valor real de su vivienda. Pero Giaquinda sufrió el fallecimiento de su esposo y nunca pudo levantar la hipoteca. El reclamo terminó ante el Juzgado Civil y Comercial Nº11.

Más allá de la causa judicial, la mujer utilizó parte del préstamo para ampliar la casa antigua que había adquirido unos meses atrás en Valentín Gómez 937. Le reformó la cocina, construyó un baño y dos dormitorios. Allí convive con su hija, el yerno, sus dos nietos y un tío.

Estuvo a punto de perderlo todo, pero la suspensión del remate le trajo alivio y un renovado pedido: "Ruego a la Justicia y a los acreedores que me otorguen la posibilidad de pagar los 350 pesos mensuales que había ofertado. Además cobrarían otros 200 pesos semestrales", insistió Giaquinda.

Pero no sólo ella está en deuda. Desde el 99, aguarda que el Ejército Argentino le abone la pensión de su marido fallecido estimada en 700 pesos mensuales. "El Estado me debe dinero y por eso encuentro en esta situación", volvió a la carga y luego agregó: "Si esta suspensión sirve de algo, que sea para que me dejen pagar lo que realmente puedo abonar".

Giaquinda estuvo todo el tiempo acompañada de sus compañeras y alumnos de la Escuela Nº154 (ubicada en barrio Hume) y de la Escuela Nº683 donde se desempeña como preceptora. Pero además dijo "presente" la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé) que montó un equipo de sonido, desde donde se entonaron las estrofas del Himno Nacional.

Hubo lágrimas de emoción y alegría. También abrazos de agradecimiento a los integrantes de Adeviu. "En tres años de lucha se lograron salvar del martillo 448 viviendas únicas. Y de este total, 80 corresponden al 2003", precisó Bonini.

Además, se prevé que esta semana se ejecuten una veintena de propiedades. Adeviu busca impedir las subastas "en aquellos casos que verdaderamente se justifican y tras un análisis minucioso de cada situación en particular", subrayó el titular de la entidad.

De los 11 remates anunciados para ayer, dos quedaron suspendidos y otros dos fueron a propiedades deshabitadas, mientras que las siete restantes se vendieron en subasta con total normalidad.

El estado de alerta sigue en pie. Y según Bonini, "la crisis social profundizará y aumentará los casos de inmuebles que irán a remate. En muchos casos incluso por deudas con empresas de servicios públicos privatizados". Pero cuando cayó el sol de la tarde, hubo tiempo para una tregua.

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Irma Giaquinda logró la suspención del remate.

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