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 sábado, 24 de noviembre de 2007  
Tres encapuchados coparon dos fincas rurales en Acebal

El mal tiempo que reinó durante la noche del jueves brindó el marco ideal para que un grupo de encapuchados irrumpiera en una chacra de la zona rural de Acebal, a unos 40 kilómetros al sur de Rosario. Los hampones controlaron y encerraron a los dos matrimonios que viven en el lugar y a partir de entonces tuvieron varias horas para moverse a sus anchas y recolectar el botín: 45 mil pesos, dos escopetas, artículos de plata y una camioneta, que utilizaron como vehículo de escape.

   El caso presenta características similares al de otro episodio ocurrido hace poco más de un mes en Coronel Domínguez, un pueblo cercano a Acebal. “Para nosotros son las mismas personas. En el departamento Rosario este es el segundo hecho en el año, que por el accionar se atribuye a los mismos que dieron un golpe parecido en el departamento San Lorenzo”, aseguró un funcionario de la Unidad Regional II.



En medio de la nada. El lugar donde irrumpieron los enmascarados es un paraje campestre ubicado a 15 kilómetros del casco urbano de Acebal, localidad que ostenta el título de Capital Provincial de la Poesía. Se trata de un predio con dos casas, rodeadas del típico paisaje rural, con sembradíos de maíz y las dependencias propias de cualquier productor agropecuario. Un verdadero páramo en donde impera la soledad y en cuya tranquera de acceso hay un cartel con la leyenda “Los abuelos”.

   Hasta allí se llega por dos caminos de tierra: uno desemboca en Arminda, localidad ubicada a cinco kilómetros de la chacra. Y otro, conocido como el camino del cementerio que llega hasta Acebal. Hasta ayer a la mañana, este último sendero se encontraba prácticamente intransitable por la intensa lluvia que cayó durante toda la noche. El otro, en tanto, se encontraba en mejores condiciones.

   Los hermanos Héctor y Bernardo P., de 72 y 73 años, viven allí desde siempre. En la actualidad lo hacen con sus respectivas esposas, Nelly y Mirian, en diferentes viviendas. Entre una y otra casa median unos cincuenta metros. Este diario llegó hasta el lugar del asalto para hablar con las víctimas, pero una de ellas manifestó: “No queremos saber nada. Por favor, váyanse.

   Los delincuentes llegaron poco después de la medianoche. A esa hora ya había caído una fuerte lluvia. Los investigadores no sabían si habían aparecido en algún vehículo o directamente a pie, aprovechando la cercanía con Arminda. Según las declaraciones de las víctimas, tres hombres encapuchados surgieron en la casa de Héctor y Nelly, quienes ya se habían entregado al descanso. Los ladrones se hicieron abrir la puerta y así se inició el golpe.



A la otra casa. Después de apoderarse de lo que pudieron se dirigieron hacia donde viven Bernardo y Miriam. Fuentes policiales indicaron que el trío no maltrató a las parejas. Los hombres y las mujeres fueron encerrados en baños separados, pero antes les ataron las manos con trapos y sogas.

   A partir de ese momento, los asaltantes tuvieron todo a su disposición. Durante las largas horas que permanecieron en el lugar, el trío se dio tiempo para comer y buscar cosas de valor en toda la propiedad.

   Fuentes policiales consultadas por este diario, afirmaron que el botín que se llevaron estaba conformado por unos 45 mil pesos, dos escopetas —una calibre 12.70 y otra 16— algunos objetos de plata como jarras, hielera y utensilios de cocina y una pick up Ford modelo 85.

   A juzgar por las condiciones meteorológicas y por estado en que habían quedado los dos caminos de acceso al establecimiento, voceros policiales estimaban que el grupo habría huido por el sendero que se conecta con Arminda. Con respecto a la cifra de dinero en efectivo, ayer distintas fuentes policiales indicaron a este diario que llegaba a los 45 mil pesos, pero un familiar directo de las personas asaltadas afirmó que se trató de un número menor, 20 mil pesos. El vehículo no había aparecido. l


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