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sábado,
24 de
noviembre de
2007 |
Un porvenir negro
Rodolfo Parody / La Capital
Las excusas pueden estar a mano. Que el árbitro perjudicó, que las expulsiones fueron injustificadas y que no se cobró posición adelantada en el gol. Pero en el fondo, lo concreto es que Argentino no endereza el rumbo y fue víctima de sus limitaciones. Y con poco, El Porvenir se llevó el triunfo de Rosario por 1 a 0 y desnudó las falencias del salaíto, necesitado cuanto antes de que concluya el Apertura de la Primera C para replantear el futuro.
La mala actuación del árbitro Morandi, en un partido que empezó media hora más tarde (el único médico se olvidó la credencial y la tuvo que ir a buscar), no justifica el traspié de Argentino, un equipo inofensivo e incapaz de aprovechar el jugador de más que tuvo durante 67’ por la expulsión de Martens.
El dibujo táctico de la defensa de Argentino, con línea de tres para ser más audaz, quedó en un deseo. Hasta los tres cuartos, el salaíto manejó la pelota, pero a medida que se cerraban los espacios, no sabía qué hacer. Y El Porvenir se agrupó, y con tres llegadas, insinuó más en ese primer tiempo.
Argentino debió aguardar hasta el minuto 6 del segundo tiempo para contabilizar su primera acción seria, con un zurdazo de Ricardo desde lejos que exigió a Arzamendia.
Pero en la siguiente, Muzzolón salvó sobre la línea un tiro de D’Orazio. Hasta que Alberto Godoy liquidó el partido en una contra, desde una posición dudosa que todo Argentino protestó.
Fue el principio del fin. Argentino no tuvo capacidad de reacción y el descontrol llevó a las tres expulsiones, entre ellas la de Di Leo, que pareció una decisión apresurada de Morandi.
Pero de nada sirven las excusas. Se jugó mal y el porvenir de Argentino pinta negro. l
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