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 sábado, 24 de noviembre de 2007  
Mariano Mores y su compañía actúan esta noche en el Astengo
"Valoro a quien hace tango más allá de mis gustos”
El compositor dijo que considera un privilegio contar con el apoyo del público

Rodolfo Bella / Escenario

“Sigo luchando como siempre, con mucho entusiasmo y gracias al estímulo y el afecto que recibo de mi público”. Amable y de buen humor, Mariano Mores aseguró a Escenario que aún no piensa en retirarse y que el tango sigue siendo central en su vida. Una género en el cual ocupa un lugar central desde hace más de 70 años, en los cuales el músico y compositor creó algunas letras fundamentales como “Cuartito azul” o “Uno”, y que formarán parte del show “Una vida por el tango” que se presenta hoy en auditorio Fundación Astengo. Mores comparte el escenario con casi veinte artistas, incluidos su nieto Gabriel y su hija Silvia.

   —¿Es complicado compartir el escenario con la familia?

   —Al contrario, estoy muy feliz con eso. Todos tienen mucho éxito fuera de estar conmigo. Cada uno de los integrantes de mi familia tiene una gran personalidad y pueden desarrollar su carrera individualmente. Eso es algo que me alegra mucho y me llena de orgullo. El tango era y es parte natural de lo que es la familia y todos tienen un perfil mayúsculo como artistas y como personas.

   —Después de 70 años ¿piensa en retirarse?

   —No, de ninguna manera. ¿Quién dijo eso? Sigo luchando como siempre, con mucho entusiasmo y gracias al calor que recibo de mi público que es mi gran recompensa. Es un privilegio tener no sólo buenos recuerdos, sino que la gente siga adhiriendo a una especie de clima vital y positivo de la vida, que es lo que trato de transmitir en mis espectáculos. La verdad es que soy un poco deudor de esa motivación que me da Dios.

   —¿Cuál es el mejor recuerdo que guarda después de más de 70 años de actividad?

   —La verdad que decirte eso es un poco difícil porque sin exagerar son todos recuerdos felices. Creo que es un privilegio tener no sólo buenos recuerdos, sino que la gente siga adhiriendo a una especie de clima vital y positivo de la vida, que es lo que trato de transmitir en mis espectáculos. La verdad es que soy un poco deudor de esa motivación que me da Dios.

  —Usted comenzó su carrera con Francisco Canaro, con quien estuvo tocando diez años. ¿De qué manera influyó esa experiencia en su trabajo posterior ?

   —El primer encuentro se dio en el Teatro El Nacional, donde debuté. Allí se dio la casualidad de que tuve que componer para un gran hombre y empresario como fue Ivo Pelay. Hice una amistad muy grande con la familia y así ingresé con Canaro en ese gran teatro en el año 39. Fueron diez años. Comencé con Canaro tocando en su orquesta, pero hay que recordar que antes que eso empecé con dos chicas maravillosas que tenían un grupo “Las hermanitas Mores”. Cuando las conocí me hice novio de una de ellas. Así fue como con el tiempo llegué a casarme con una de las chicas que hoy es mi señora.

   —¿Eligieron ellas o usted?

   —No... en realidad se dio de esa forma porque era muy natural que sucediera así por una cuestión de edad, porque era la menor, y por una afinidad. Ellas estudiaban en una academia de canto donde yo era profesor, las conocí y encontré en ellas una gran calidad y calidez, como seres privilegiados y dotados de un gran talento para lo que querían hacer, que era cantar. Lo hacían muy bien y así se formó el Trío Mores, en el cual yo tocaba el piano... y así es como tuve la felicidad de poder constituir una familia como la que tengo.

   —¿Cuál es la singularidad de su trabajo que le permite continuar vigente?

   —Eso nunca lo medí realmente. Creo que mi carrera nació como nace para cualquier ser humano el deseo de algo y para mí, como se trataba de música, pues me quedé con esa suerte de encanto y pasión que me transmitió Canaro. Desde el 39 al 48 fueron casi diez años en los cuales tuve una relación profesional muy fructífera.

   —Usted es autor de algunas letras que ya son parte de la historia del género, como “Cuartito azul”, “Uno” y muchas más que hoy son clásicas. ¿Eso le permite tener una actitud crítica con las nuevas generaciones más de tangueros?

   —No... ¿por qué iba a hacerlo? Al contrario, siempre trato de alentarlos. A veces me piden alguna sugerencia o consejo, pero hay tantos y tan buenos autores... No quiero nombrar a nadie y no quiero colocarme en una situación de exquisito. Admiro la música y también a quienes tienen las condiciones para ella. En el tango encontré la mejor y más completa forma de expresión que puede encontrar una persona.

   —¿Qué opina de corrientes como el tango electrónico?

   —La verdad es que no podría hablar en profundidad de eso, pero yo al tango lo quiero tal como es, pero valoro a los que lo hacen más allá de mis gustos.

   —¿Qué tal es como bailarín de tango?

   —No bailo tanto... a veces bailo con mi señora... Pero el problema es que no puedo, porque siempre lo tengo que tocar (risas).


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“Adoro el tango porque ahí encontré la expresividad”, dijo Mariano Mores.

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