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sábado,
24 de
noviembre de
2007 |
La escuela de la cárcel cumplió 100 años
Marcela Isaías
“Me encantaría salir de acá con la primaria completa, y así poder ayudar a mis hijos ya que muchas veces me preguntaron algo y no podía colaborar, lo que me hacía sentir mal”. Las palabras son de Luis Ponce, el abanderado de la Escuela Nº 2.003 Margarita Mazza de Carlés, que ayer festejó su centenario. La institución funciona en la Unidad Penitenciaria Nº 3 y es la más antigua del país.
La tarde fue una fiesta y como tal no faltó nadie: a los familiares de los internos, alumnos de otras escuelas nocturnas, ex docentes, maestros y directivos se sumaron, entre
otros, funcionarios, el intendente Miguel Lifschitz y el director de la Regional VI de Educación, Humberto Cancela. También actuó el conjunto musical “Seis cuerdas para
la vida”, integrado por internos del penal, que no se privaron de una foto con el lord mayor.
La escuela fue fundada en 1907, gracias a la iniciativa de Margarita Mazza de Carlés, una dama de la Sociedad de Beneficencia de Rosario muy adelantada para la época. No bajó los brazos para que funcionara en la cárcel de Zeballos y Riccheri la primera escuela del país para personas privadas de la libertad. Ayer, una obra de teatro, que integró a docentes e internos, recreó la historia de esta fundación.
Actualmente concurren 107 alumnos a la escuela primaria y unos 35 a la Escuela Media
para Adultos (Eempa) Nº 1.311. Trabajan ocho maestros, además de los docentes que dictan talleres de poesía y música.
A la hora de los discursos protocolares, Lifschitz resaltó la importancia de que “el Estado les abra (a los presos) la oportunidad de estudiar”, y recordó que “todos los seres humanos tienen derecho a aprender”. Pero las palabras más emotivas vinieron de los maestros de la escuela y de un representante de los alumnos internos, quiene coincidieron en rescatar a la institución como un verdadero espacio de libertad.
De impecable traje, Daniel Medina, el actual director de la 2.003 prefirió un poema y un texto de Galeano a las palabras formales; en tanto que el director saliente, Raúl Lemos, que estuvo durante 38 años al frente del lugar recordó que “los maestros son agentes de cambio” y luego invitó a los internos a “no dejar nunca” el colegio. l
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