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sábado,
24 de
noviembre de
2007 |
Reclaman que se concursen las direcciones de los museos
Laura Vilche / La Capital
Buena parte de la comunidad artística local está al rojo vivo. Una nota dirigida directamente al intendente Miguel Lifschitz que circula desde hace tres días por internet sumando las firmas de distintas personalidades de la cultura local y nacional disparó versiones, discusiones acaloradas, idas y vueltas de mails, y decenas de llamados telefónicos. Ya son cien las firmas y DNI que acompañan al texto que expresa “preocupación por la situación de los museos Castagnino y Macro (Museo de Arte Contemporáneo de Rosario)” ante la inminente renovación de sus autoridades. Entre ellas figuran las de los plásticos de Buenos Aires, León Ferrari y Pablo Siquier; la de los locales Daniel García, Mauro Machado y Emilio Torti; de los críticos Edgardo Donoso, Alberto Giúdici y Rodrigo Alonso y del periodista Osvaldo Bazán.
En las primeras líneas se lee: “Nos manifestamos en total desacuerdo con designar al director de dichas instituciones de modo apresurado y discrecionalmente (en algunas de las notas circulantes esta palabra se reemplaza por el término a dedo). Existen otros procedimientos democráticos que garantizarían la debida representatividad, capacitación e idoneidad del elegido”. Y más adelante se agrega: “Es necesario precisar un proyecto para el Museo Castagnino y otro para el Macro. Solicitamos arbitre los procedimientos que usted considere más convenientes para lograr este propósito”.
La nota salió al cruce del anuncio del actual director del Castagnino y Macro, del Fondo Nacional de las Artes y futuro secretario de Cultura, Fernando Farina.
El funcionario adelantó que a partir del 10 de diciembre su lugar lo ocupará el plástico, Carlos Herrera; y esto provocó lo que ya es un secreto a voces: “Que haya concurso de una buena vez”.
Es que actualmente sólo las direcciones de dos museos están concursadas: la del Museo de la Memoria, a cargo de Rubén Chababo (cuyo mandato termina el año próximo pero puede prorrogarse 4 más) y la del Estévez, donde está al frente la historiadora Analía García desde el año pasado. El Museo de la Ciudad, que dirige Raúl D’Amelio no se concursó; tampoco el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, conducido por Rafael Ielpi; ni el Castagnino y el Macro, aunque cuando hace siete años asumió Farina al frente del primero, se advirtió que la dirección quedaba en sus manos provisoriamente hasta que se llamase a concurso. Pero eso nunca sucedió.
El caso del Centro Cultural Parque de España es diferente. Su dirección es elegida a partir de una terna que debe presentar la Federación de Entidades Españolas de la provincia de Santa Fe y finalmente el intendente tiene la última palabra. Hoy está al frente de la entidad Martín Prieto.
Algunas voces. El artista Mauro Machado fue uno de los cien que estampó su firma. “Esta nota no es una cuestión del ámbito del arte sino de toda la ciudadanía porque los museos son de toda la ciudad. Hay rúbricas de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, no en contra de Carlos Herrera, esto no es un problema personal, sino que se critica su elección; y esto es responsabilidad de la Secretaría de Cultura. ¿Si la forma debe ser por concurso? Eso es lo que se debería debatirse con pudor ético y ciudadano, porque estos museos son de todos los rosarinos, no un club privado”.
—Pero hace siete años que no se concursa la dirección del Castagnino, ¿por qué recién ahora se hace la protesta y por parte de mucha gente que expuso sus obras allí en los últimos años?
—Yo expuse en el Castagnino porque es un museo de la ciudad y hablé hace un año, junto a un grupo de artistas con Chiqui González (secretaria de Cultura de la Municipalidad), y me dijeron que el tema se iba a rever. Lejos de eso se le sumó otra dirección a la del Castagnino, la del Macro. Y esto es terrible, no pueden dos instituciones como esas tener las mismas tutelas administrativas y el mismo director, deberían contar con entidad jurídica y presupuestos distintos. La Secretaría de Cultura abandonó a ambos museos, que funcionan en forma frívola y elitista, y se designa un sucesor como un título nobiliario.
Por su parte, Daniel García, otro de los firmantes, dijo que la esquela le provocó contradicciones porque “tanto Farina como Herrera” son sus amigos, pero resaltó que la queja de la nota para él, debe hacer eje en “poner fin a un desmanejo permanente de los museos y no algo personal”. Según dijo el artista, “no sólo deberían concursarse los cargos de directores sino de todos los empleados; es más diría que el certamen para los empleados es aún más importante. Porque es lógico que un director responda al proyecto del secretario de Cultura, es como un ministro. Pero se debe elegir a la gente más idónea en montaje, conservación y mantenimiento, por ejemplo, no a cualquier persona. Y algo también preocupante: los apoyos económicos de ambas entidades deben ser del Estado, no pueden depender de sponsors y privados, que bienvenidas sean sus ayudas, pero si ese es el eje se corre riesgo de quedar a merced de quienes ponen la plata”. l
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