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domingo,
18 de
noviembre de
2007 |
Lamento
“Pobre Curvelo. No sólo se comió un balazo sino que le agujerearon el pantalón y va a tener que poner plata de su bolsillo para comprarse otro porque el gobierno no pagó todavía los 500 pesos que prometió por uniforme”, se lamentó un compañero del sargento herido en el frustrado robo al colegio.
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