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 domingo, 18 de noviembre de 2007  
Para la Justicia, la vida de un porteño vale más que la de un rosarino
Un pobre cobra menos resarcimiento que un rico y un porteño más que un rosarino

Adrián Gerber / La Capital

Para la Justicia y las aseguradoras cada parte del cuerpo tiene su precio. Y la vida también, pero no todas valen lo mismo para las leyes argentinas, y eso suena sencillamente injusto. ¿Cómo se repara el daño que alguien hace a otra persona? En el caso de la muerte, los criterios que se utilizan para determinar las indemnizaciones tienen que ver, entre otros, con la edad, los ingresos económicos regulares, la proyección de qué hubiera podido hacer en su vida la víctima, el daño moral que se causa a la familia directa del difunto, y luego cada juzgado según sus propios parámetros lo traduce en términos monetarios.

   Así se llega a cifras muy dispares. En un fallo que fue tildado de “discriminatorio” cuando salió en diciembre del año pasado, un tribunal santafesino estableció que la vida de Luis Antonio Alvarez, de 19 años, muerto en un accidente de tránsito ocurrido en 2001, vale apenas 8.000 pesos, porque proviene de un hogar humilde y “sus sueños de progreso hubieran culminado, por el peso de la realidad, transformándose en verdaderas utopías”. Es decir, los mismos jueces asumieron que su proyecto de vida digna era de difícil concreción y que por lo tanto valía menos.

   En una comparación si se quiere cínica, la Cámara Civil y Comercial porteña condenó en enero de 2003 a la compañía aérea Air France a pagar 40.000 pesos de resarcimiento a los dueños de un perro de raza mastín napolitano que murió durante un vuelo de Buenos Aires a Milán a causa de las largas esperas que soportó sin alimentos adentro de las bodegas.

   Luis Alvarez, padre adoptivo de Luis Antonio, señaló por entonces: “Sentí que nos estaban tomando el pelo; somos humildes pero tenemos dignidad y con nuestra verdad vamos a seguir viviendo. Nunca pensamos en la plata; ningún dinero del mundo nos va a devolver a nuestro hijo, pero que nos hayan dicho que porque era pobre no tenía una expectativa de vida mejor nos dolió muchísimo”.

   En el derecho civil una indemnización por muerte requiere una atribución de culpabilidad, ya sea en los accidentes de todo tipo o por hechos de violencia. Pero si la pérdida de una vida humana es irreparable, ¿cómo se puede apreciar ésta en dinero? ¿Cómo se mide monetariamente su valor? En realidad, lo que las leyes buscan es reparar el daño patrimonial y moral que esa muerte causó en los familiares.

   Pero, ¿todas la vidas valen lo mismo para las leyes? No. Para la Justicia argentina el valor de la vida cambia según la víctima. No es lo mismo si la persona fallecida es un empresario o un desocupado, un joven o un anciano, y hasta si el hecho ocurrió en la provincia de Santa Fe o en la ciudad de Buenos Aires. Así, los familiares de una persona mayor de edad, pobre y que muere en un accidente de tránsito en Rosario recibirán, simplemente por su condición, un resarcimiento muchísimo menor que el de un joven adinerado que fallece en las mismas circunstancias en Capital Federal.

   Un ejemplo. Los familiares de las 65 víctimas fatales del avión de Lapa que se estrelló el 31 de agosto de 1999 en el aeropuerto Jorge Newbery recibieron de indemnizaciones en promedio unos 236.000 pesos, pero en realidad hubo casos en que se cobraron 150.000 pesos y otros en los que se pagó hasta 1.660.000 pesos. El quién es quién fue determinante a la hora de fijar cada cifra.

El precio de un obrero. Desde julio de 1996 los accidentes laborales los cubren las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART), a las cuales están obligadas a afiliarse todas las empresas. Desde la implementación de este sistema de seguridad laboral los montos de las indemnizaciones se guían por una tabla de valores que tiene topes.

   El abogado laboralista Jorge Elías explicó que el monto de resarcimiento por muerte en accidente laboral sale de una suma fija de 50.000 pesos que se paga al contado, y después de una cifra que depende del sueldo y de la edad (a mayor edad y menor ingreso, menos resarcimiento). “Pero esta indemnización tiene un tope por ley que ahora está en 180.000 pesos; si la cifra da más, ése es el límite que paga la ART. Este tope se fijó en diciembre de 2000 y quedó desactualizado. Un trabajador con 3.000 pesos de salario y 40 años supera ampliamente este monto de indemnización”, precisó.

   Elías remarcó que existe una “enorme diferencia si una persona se muere dentro del ámbito del trabajo o no. En el caso de un accidente de tránsito con víctimas fatales de un micro, los familiares de los pasajeros fallecidos cobrarán más que los del colectivero muerto”.
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