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 sábado, 10 de noviembre de 2007  
La funcionaria designada por Hermes Binner quiere que los chicos vuelvan a comer en su casa y dice que no habrá tensiones con la educación privada
Rasino: “Los docentes no son un problema sino parte de la solución”
La futura ministra de Educación provincial asegura que en 2008 habrá paritarias

Marcela Isaías / La Capital

Elida Rasino es la ministra de Educación santafesina número 16 en 24 años de democracia. Asumirá el próximo 10 de diciembre con el cambio de gobierno provincial. Dice que, desde que fue designada ministra, el comentario que más escuchó fue: “Qué problema va a tener con los docentes”. Por el contrario, opina que los maestros son parte de la solución a los males que aquejan a la educación, al tiempo que promete inaugurar el año que viene con una mesa de paritarias donde se discutan condiciones de trabajo, capacitación y salarios.

Apoyada en una fuerte visión de lo social, dice que la escuela no puede resolver sola todos los problemas sociales y por eso piensa en implementar la figura de los “orientadores sociales”. Otra meta es que los chicos vuelvan a comer con sus familias.

Su insistencia en mirar a la educación desde lo social no es casual. Rasino es licenciada en educación física, trabajó como docente en los niveles inicial, medio y superior. Tiene un postítulo en planificación y gestión de la educación, un posgrado en gestión de políticas públicas y se ha especializado en el campo de la pedagogía social con poblaciones vulnerables. Trabajó también en la Municipalidad de Rosario, en la gestión Binner, en distintos cargos, entre ellos como secretaria de promoción social.

Dice que la figura de la historia a mirar en estos tiempos es la de Simón Rodríguez (pedagogo venezolano, maestro de Simón Bolívar), de quien rescata la frase de gobierno “o inventamos o erramos”.

Piensa en cambiar algunas áreas que no la convencen como filosofía de trabajo en el organigrama ministerial y asegura que todavía no cerró su gabinete. No da nombres, pero ya se sabe que la directora de Educación municipal, Marta Díaz, asumirá como titular de la Región VI de Educación; la diputada provincial Mónica Albónico en la Región V y el pedagogo Guillermo Ríos estará en educación superior. También que Leonardo Panozo (Amsafé) será el responsable de un nuevo espacio: bienestar docente.

—¿Qué función tendrá la secretaría de bienestar docente?

—No sería una secretaría sino más bien un área. Su función tiene que ver con generar situaciones de vínculos con el docente, para trabajar aspectos relacionados con aliviar trámites, cuestiones de salud laboral, de comunicación, todo lo que sea burocracia, que son temas que pesan.

— En otro ámbito, pero en el mismo campo de interés, la Ctera está a punto de sentarse por primera vez en una mesa de paritarias y tratar temas ausentes en las relaciones con el Estado, como por ejemplo las condiciones de trabajo docente. ¿Cómo se encarará esto en la provincia?

—Está previsto justamente iniciar el tema de paritarias para el año que viene con cuestiones puntuales: condiciones y medio ambiente de trabajo, capacitación docente y por supuesto el tema salarial. Vamos a intentar que el diálogo sea una metodología permanente. En algún punto nos vamos a tener que encontrar.

—¿Cree que la constitución de esa mesa de diálogo es una forma de salvar las diferencias históricas entre los gobiernos provinciales y el gremio docente?

-Nosotros hablamos de modificar la cultura en general en cada una de las áreas. La relación entre el Ministerio y la docencia ha ido profundizándose con el tiempo en una cultura de tensión y de enfrentamiento, casi como un clásico. Pero el Ministerio no es una empresa que tiene una finalidad de lucro o que busca una plusvalía por fuera de su función. El docente, que es un trabajador que necesita tener condiciones adecuadas de trabajo y un salario digno, no está frente a una patronal que está viendo cómo maximiza sus ingresos en detrimento de los trabajadores. Aquí hay dos partes y donde el objetivo central para las dos es la educación. Para el Ministerio eso es alcanzable si se mejoran las condiciones de trabajo. Hay que superar esa bipolaridad (entre Ministerio y docencia) que se explota al máximo en el imaginario colectivo. Desde que asumí todo el mundo me sigue comentado lo mismo: “Qué problema va a tener con los docentes”. Si el inconveniente de la educación son los docentes, bueno entonces sí que estamos en problemas, porque los docentes son parte de la solución de los problemas de la educación.

—Esas mismas tensiones provocan que muchas veces las propuestas que llegan con sello ministerial a las escuelas, sean buenas o no, son vistas con dudas o descalificadas de antemano ¿Cómo piensa romper con esa desconfianza previa?

—Hay montones de variables que se conjugan en este problema. La primera, que tiene un peso impresionante y ha ido creciendo, es la variable social. Involucra no sólo a los alumnos sino al docente, que también tiene problemas familiares, personales, de inseguridad, de insatisfacción y se encuentra con una realidad edilicia y de los alumnos que es realmente de altísimo voltaje. Es una variable que hay que aliviar. Por eso estamos trabajando con el gabinete social, para ofrecer respuestas más personales, más al interior del grupo familiar. Hay una perspectiva de trabajo con los municipios y comunas para mejorar el entorno urbano: si la escuela tiene un basural en la puerta, si los adolescentes que no están escolarizados se están metiendo dentro de las escuelas amedrentando, si hay violencia...

—Como lo que pasa ahora alrededor de la escuela (Nº 1.257) del barrio Las Flores.

—Claro. Todas esas cuestiones tienen que tener una respuesta que no la puede dar la escuela, porque no le corresponde ni a ella ni al Ministerio. Pretendemos construir dentro del propio barrio o territorio (puede tratarse de una localidad pequeña) un espacio orgánico de todo el Ministerio donde se conjugue el trabajo de los directores de las escuelas con las defensorías barriales, el comisario, con los centros de salud, para que constituyan un equipo de trabajo, que junto con los servicios sociales más próximos tienen que poder abordar esta problemática de forma preventiva y ejecutiva. Hay que descomprimir por ese lado.

—¿Y en lo que compete al trabajo de los maestros?

—También desde las propias dificultades que tiene el docente. Aquí entra el tema de salud laboral, las trámites terribles, la papelería y la interminable burocracia, que lo único que hacen es disminuir el tiempo pedagógico. Para eso hay que darle mayor autonomía a la escuela, y al maestro gratificaciones y tiempos para su propia formación y también para disfrutar de otras cosas. En eso estamos trabajando con el área de Cultura, con Chiqui, con una “tarjeta maestro” que habilite al docente para ir al cine, comprar libros, acceder a las nuevas tecnologías, acceder a los bienes culturales en general.

—Satisfacciones que repercuten luego en la enseñanza.

—Se supone que sí, porque aquí hay una situación de empobrecimiento cultural que es parte de este empobrecimiento general de la sociedad y del que el maestro no es ajeno.


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Elida Rasino rescata la figura de Simón Bolívar y dice que hay que aliviar a la escuela de los problemas sociales.

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