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 sábado, 03 de noviembre de 2007  
Central cambió de DT pero siguió igual: perdió y se hunde

Aníbal Fucaraccio / Ovación

Este Central no tiene suerte, ni confianza, ni cimientos. En su tormentoso transitar todo es adversidad. Cualquier obstáculo lo desmorona, más allá de su envergadura. Ayer Arsenal lo superó casi sin querer, con muy poco, sólo con el oportunismo de Calderón y la complicidad de las desatenciones propias. Así los auriazules sumaron un nuevo traspié, arrancaron con el pie izquierdo la transición de Galloni y levantaron cuestionamientos por su mal funcionamiento. Con la nueva derrota, Central hierve, es una caldera, los hinchas comenzaron a reclamar desde la tribuna y no aparecen signos alentadores para templar las aguas.

El primer tiempo fue una invitación al bostezo. De entrada quedó claro que a este torneo Arsenal lo desprecia y Central lo sufre. Desde el minuto inicial quedó expuesto que uno no quería, endulzado por su sueño copero, y el otro no podía. La ecuación llevaba inevitablemente a una chatura angustiosa.

En los primeros minutos Central tuvo más la pelota pero careció de profundidad. Messera intentaba organizar la armada ofensiva pero encontraba poco eco en sus compañeros. Belloso y Zelaya se perdían en el debate físico, y los volantes se soltaban poco y sin consistencia.

Arsenal se conformaba con un papel inexpresivo, casi de reparto. No proponía pero tampoco corría riesgos. Incluso, de los dos fue el que más generó. En realidad, el único. A los 17’, el Papu Gómez desvió alto un remate tras una buena habilitación de Calderón y a los 37’ San Martín sacudió la modorra general con un cabezazo que se fue cerca del travesaño. Así llegó el descanso, casi como un bálsamo que se apiadó de los espectadores.

El complemento mostró la misma sintonía. Nadie daba la nota, había poco vuelo y pocas ideas para romper el cero. Lo dos técnicos buscaron respuestas en los relevos pero no surgieron figuras salvadoras.

El conjunto de Galloni mantenía su estructura de resistencia con mucha gente cerca de su arco. No quería sorpresas, pero sus tropiezos y temores lo obligaban a caminar por la cornisa. Cada error se traducía en dolores de cabeza.

Fue así que a los 11’, una desinteligencia defensiva le sirvió la apertura a Yacuzzi en la empanada del área pero Alvarez le ahogó el grito. A los 13’, tras un córner, San Martín la tocó suave a la izquierda del arquero canalla pero el árbitro anuló mal el gol (ver “Mal anulado”). Quedaba claro que Central no tenía comprado el resultado.

Y el mazazo llegó en el momento más temido, como siempre, sobre el final. A los 39’, Costa le cometió una infracción infantil a Christian Díaz y desde esa falta llegó el milimétrico cabezazo verdugo de Calderón, que tiró por el piso el puñado de ambiciones que llevaron los canallas al Viaducto.

Fue otro golpe demoledor que dejó al equipo sin reacción, sin rumbo. Central se mantiene así preso de sus necesidades, no levanta cabeza, aumenta su temperatura y sigue dejando pasar por el costado la historia esta que lo hunde en las dos tablas.
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Mientras todo Arsenal abraza a Calderón, Ledesma, Borzani y Martín García lo sufren.

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