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sábado,
13 de
octubre de
2007 |
Tren bala,
¿sí o no?
Como profesional que trabajó unos años en ferrocarriles, quiro fijar mi posición sobre la conveniencia o no del tren bala. En un país donde es mucho lo que falta por hacer, es fundamental analizar las prioridades, como terminar con la pobreza, el desempleo y la inseguridad. Con relación al ferrocarril es urgente recuperarlo, rehaciendo todo lo que se destruyó: ramales, talleres de reparación y mantenimiento y vías, que una vez privatizadas sólo se reparan las que se rompen. En esas condiciones, hacer un tren bala gastando 3.600 millones de dólares sólo para expropiar terrenos, construir vías elevadas especiales y estaciones exclusivas, sin que se incluyan el costo de los talleres, grúas móviles y personal especializado en mantenimiento, ni se estime el costo de los viajes que superará al del pasaje en avión, resulta ridículo. Ningún tren de pasajeros en el mundo da ganancias, por lo que deben ser subvencionados por los gobiernos, que los financian con las ganancias de los trenes de carga. En consecuencia, lo realmente urgente es rehacer las vías. Las que van de Rosario a Buenos Aires hoy tiene tramos donde la velocidad no puede superar los 50 kilómetros por hora y con sólo 250 millones de dólares podrían repararse a nuevo, permitiendo trenes rápidos comunes, que circulen entre 130 y 150 kilómetros por hora y sirvan a toda la población. Con otros 300 ó 400 millones se podrían arreglar el resto de las vías del país y se incrementarían notablemente el tráfico de cargas, disminuyendo el número de camiones en rutas y también el costo de traslado de mercaderías. ¿Hace falta entonces un tren bala?
Martín J. Oroño, DNI 5.966.082
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