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sábado,
13 de
octubre de
2007 |
No formar más frustrados
Durante un tiempo trabajé en la construcción de una planta química y una de las actividades que tenía era la búsqueda de técnicos e ingenieros jóvenes para la puesta en marcha de la misma. Oh sorpresa, es una especie que no existe. Los graduados, con los viejos planes de estudio, al no haber desarrollo industrial en nuestro país, no tuvieron más remedio que dedicarse a hacer "deliveries", atención al público en polirrubros, cybers, etcétera. En fin, nada afín a sus estudios y vocaciones, y estoy hablando de personas de 25 a 30 años, quienes en consecuencia no pudieron aplicar los conocimientos adquiridos y desarrollarse profesionalmente. Por otro lado, aquellos egresados por el régimen de formación educativa polimodal no tienen los mínimos conocimientos técnicos para desempeñarse en la industria. Y algunos conocimientos técnicos que aprendieron han sido porque todavía hay abnegados y responsables docentes que imparten conocimientos a la vieja usanza, apartándose de los programas actuales. En consecuencia, nuestro sistema educativo se dedicó a generar generaciones de frustrados por el modelo instaurado en este país, al que denomino "El país del revés". Leyendo La Capital me entero de que está en estudio un cambio de planes de estudio en los prestigiosos institutos dependientes de la Universidad Nacional de Rosario y como resultado de ello quedarán virtualmente cerrados los ingresos de alumnos hasta el 2010. Estamos hablando de 2 años en un mundo que avanza a una velocidad vertiginosa. Me pregunto si no hay suficiente creatividad en nuestros pedagogos como para realizar una superposición de programas de estudios menos traumática y frustrante para aquellos adolescentes que tienen vocación por las carreras técnicas y no perder dos años. Uno de los argumentos esgrimidos para relativizar este problema es que de 184 egresados (en 2006) 114 cursan la carrera de ingeniería. Realmente, no entiendo esta argumentación, ya que un instituto superior debe generar personas formadas para insertarse en el mundo del trabajo. La posibilidad o no de seguir una carrera universitaria va por otro carril. En mi caso, estudié ingeniería en Santa Fe siendo bachiller graduado en el Colegio Nacional de Paraná. Es de destacar que no tengo formación docente y que me permito hacer estas reflexiones basado en mi experiencia de 37 años de trabajo en la industria.
César D. Cati
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