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 sábado, 06 de octubre de 2007  
Derechos sociales. Cómo influye la calidad de vida en la educación
Pagar un alquiler representa para un docente el 50% de su salario
Un grupo de maestras impulsa un plan para acceder a la vivienda propia

Marcela Isaías / La Capital

Unos 600 docentes que viven en Rosario y algunas localidades vecinas no tienen vivienda propia. Aunque alarmante, el número es apenas una muestra de lo que proyectan como un problema mayor. La gran parte de estos maestros destina el 50 por ciento de su salario para pagar el alquiler y en el peor de los casos viven en pensiones. La situación cobra relevancia si se sabe que los docentes son considerados transmisores de cultura. Una certeza que invita a preguntar ¿cómo influye el deterioro de vida de los educadores en la enseñanza?

Los datos surgen de un estudio realizado por la Comisión de Vivienda, conformada en la Amsafé Rosario, por iniciativa de un grupo de maestras preocupadas por la falta de una casa propia. Hace un año comenzaron a reunirse para encontrar una salida colectiva a un drama que aqueja a más de un educador.

Claudia Rivas es maestra de la Escuela Especial Nº 2066 de Villa Gobernador Gálvez. Cuenta que para pagar los 800 pesos de alquiler de su departamento (en un Fonavi del gremio telefónico) debe trabajar dos turnos.

Es una de las maestras que inició el pedido demanda junto a otras de la misma escuela. “Si bien la problemática estaba contemplada por el gremio, trajimos la inquietud para abrir un espacio y empezar a reunirnos”, dice.

De ahí en más una de las tareas que se dieron fue transitar entidades bancarias, cooperativas y organismos oficiales para saber en qué planes podía estar contemplado un maestro. La conclusión fue la misma en todos los casos: no hay planes de crédito para ningún trabajador — no sólo para los maestros— que no pueda pagar una cuota mínima de 1.200 pesos mensuales, además del dinero inicial que demandan este tipo de préstamos.

Está claro que no sólo los maestros quedan excluidos de esta posibilidad, sino la mayoría de los trabajadores del sector medio. En especial si se tiene en cuenta que el salario de un maestro santafesino oscila entre los 1.250 y los 1700 pesos (de la menor a la mayor antigüedad), y supera apenas lo que fija la Canasta Básica Total (CBT), que es de 945,95 pesos para un grupo compuesto por un matrimonio y dos hijos.



En la Constitución

En el año transcurrido, las maestras también visitaron la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo. “Nunca logramos reunirnos con una autoridad”, dicen.

Pero además se manifiestan sobre una preocupación histórica: el gremio de los maestros ha quedado siempre fuera de los planes de viviendas sociales, que generalmente surgen a partir de los acuerdos que se logran entre el Plan Federal de Vivienda, las provincias y municipios.

“Entendemos que contar con un plan habitacional es un derecho humano y social, y sabemos que una gran parte de los maestros no gozamos del mismo. Nuestro pedido se enmarca en la constitución y en la misma Declaración de los Derechos Humanos”, afirma Ivana Martínez, maestra de la Escuela Nº 147 de Rosario, que vive en la casa de un familiar.

Ana María Chaves enseña en la Escuela Nº 1.027, de barrio Ludueña. Se enteró de este grupo de trabajo en una marcha gremial y no dudó en sumarse a trabajar. Para relatar la angustia que vive a diario por la falta de una casa propia, debe primero respirar profundo y guardarse las lágrimas. “Recorrí cooperativas, bancos, inmobiliarias, pero los maestros no somos tenidos en cuenta”, añade.

Agrega que el pedido que realizan desde la comisión es “contar con la posibilidad de pagar un plan acorde a sus salarios, es decir, que no supere el 15 o el 20 por ciento de los mismos. No pedimos que nos regalen nada”.

Junto a Ana María también están Mónica Chaui, de la Escuela 2.066, y Sandra Díaz, profesora de la Técnica Nº 485 de Villa Gobernador Gálvez. Todas acuerdan que el pedido se resume en un proyecto de vivienda social, digna, con los servicios necesarios que conviertan al lugar en un espacio decente para habitar.

Las maestras aspiran que esta demanda no se limite a Rosario, sino que llegue a otros departamentos de la provincia, para que el reclamo sea del conjunto de la docencia santafesina. Para eso invitan a sumarse a las reuniones que organizan semanalmente en la sede gremial de Amsafé, en Catamarca 2330 (los miércoles y viernes de cada semana a las 18.30).

“Los maestros debemos participar activamente para ejercer el derecho a la vivienda, reconociendo que los derechos no son concesiones dadas naturalmente sino el resultado de luchas constantes, legitimadas, sostenidas en el tiempo”, redactaron en un texto que prepararon para iniciar desde este mes una campaña de sensibilización e invitar a otros maestros a sumarse.

Ahora los ojos de esta comisión están puestos en la nueva gestión de gobierno que asume en diciembre próximo, por eso ya preparan un pedido de reunión con el gobernador electo Hermes Binner.

   
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Las integrantes de la comisión de vivienda se reúnen los miércoles y viernes en Amsafé.

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