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 sábado, 22 de septiembre de 2007  
De vuelta, la realidad

Aníbal Fucaraccio / La Capital

Central no puede con su karma. El equipo de Ischia no logró capitalizar el botín que consiguió en el clásico. No pudo extender su envión anímico. No supo edificar una fortaleza en el Gigante y volvió a brindar una imagen de inconsistencia ante su gente. Por eso cayó anoche ante San Lorenzo en Arroyito. Más allá de su máxima tensión, el conjunto canalla sumó otra desazón de local, porque fue menos inteligente y efectivo que su rival. Sus pulsaciones aceleradas le tendieron una trampa y el premio se lo llevó el más astuto. De los dos Pelados, Ramón fue el más zorro y con una apuesta utilitaria le alcanzó para conseguir un triunfo que en la cancha lució algo exagerado.

En el arranque fue el dueño de casa el que impuso sus intenciones. Las combinaciones por izquierda entre el Kitu Díaz, el Kily González y el Chapita García mostraban el camino a seguir. Sin embargo, Central jugó siempre con una marcha de más y ese vértigo le restó claridad para sacar mayores réditos.

Luego de los 20 minutos, los auriazules perdieron intensidad en su propuesta y allí San Lorenzo se hizo cargo del papel protagónico. No por posesión, sino por inteligencia. Los azulgranas tenían clara su hoja de ruta y nunca cayeron en las redes rivales. Fue así, que a los 23’, la visita hizo rápido un lateral, Romeo encontró mal parada a toda la defensa y envió un centro desde la derecha que fue perfectamente capitalizado por Silvera, por detrás de Farías. Fue un baldazo de agua fría para el local.

Central trató de reaccionar y pudo llegar con peligro al arco de Orión. Pero siempre estuvo pasado de revoluciones. A los 37’, Hirsig le regaló un penal a los canallas, pero esta vez Arzuaga no tenía puesto el traje de héroe como en el clásico. El disparo fue alto y la amargura se instaló entre los centralistas a poco del final de la primera parte.

El 1 a 0 para los cuervos parecía un premio excesivo pero castigaba la falta de serenidad de los dirigidos por Ischia.

El complemento mostró el costado más oscuro de los dos contendientes. Ya con diez en la cancha por la expulsión de Borzani (doble amarilla, en la segunda le fue mal a Juan Manuel Torres de atrás) , Central desnudaba sus limitaciones acorralando a su rival. No tenía claridad para lastimar. Y San Lorenzo no tuvo reparos estéticos y redujo su libreto a sacar provecho de las fallas contrarias. No quiso más.

Central iba a la carga con mucho músculo pero sin recurrir a las neuronas. Al corazón le faltó la complicidad de la inteligencia y pagó caro esa osadía. A pesar de que el local era el que arriesgaba, a los 31’, Méndez metió el segundo de cabeza, ante la pasividad de Ledesma en su marca y luego de un tiro libre de Osmar Ferreyra desde la derecha. Ese fue el golpe de nocaut, que ni siquiera el tanto de Vizcarra pudo modificar, luego de una gran jugada de Costa.

El gol de Hirsig, fusilando a Alvarez cuando amagó un centro sobre la expiración del cotejo, fue el toque de gracia que evidenció las miserias de ambos. El Ciclón, con poco, sólo con su eficacia, dejó sin festejo de primavera a los canallas. Y peor que eso, los devolvió rápido a la realidad. l
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