Año CXXXVII Nº 49590
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Cartas de lectores
Policiales
Mundo digital



suplementos
Ovación
Señales
Economía
Escenario
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Ovación 02/09
Turismo 02/09
Mujer 02/09
Economía 02/09
Escenario 02/09
Señales 02/09
Educación 01/09
Estilo 01/09

contacto
servicios
Institucional


 domingo, 09 de septiembre de 2007  
El preanunciado final de un hombre
Estaba borracho y lo asesinaron a puñaladas a metros de su casa. Para su pareja, era previsible

Leo Graciarena / La Capital

“Sabía que esto podía terminar así”. Marta no podía ayer con su cruz. Cuando las primeras luces del alba se hacían espacio, a menos de 50 metros de su casa, en pasaje Bécquer y Cepeda, mataron de una certera puñalada a Gabriel Recasens, un changarín portuario de 39 años que desde 2003 era su pareja. “Nuestra relación iba hacia un final irremediable. Cuando Gabriel bebía, se ponía pendenciero. Este final era imaginable”, explicó la mujer de 42 años, ahogada por las lágrimas. Por el crimen, que es investigado por la seccional 16ª y la Brigada de Homicidios, hay un joven detenido.

   La historia que relató Marta, la de su propia vida, parece signada por la desgracia. Gabriel Recasens es la segunda pareja que pierde la mujer de forma violenta. En 1999 su compañero de entonces, Robustiano Fernández, de 32 años, fue apuñalado y falleció. Cuatro años más tarde, en 2003, Marta pensó en darse otra oportunidad y comenzó una relación con Recasens que por ese tiempo había pisado tierra tras haber trabajado como embarcado. El hombre tenía tres hijos de un matrimonio anterior. “En los últimos años, Gabriel había comenzado a trabajar como changarín en el puerto porque no lograba embarcarse”, explicó Marta. Pero a Gabriel le gustaba juntarse con sus amigos y despuntar el hábito de un buen asado con vino y guitarreada nocturna.



Día de pago. El viernes fue día de pago para los portuarios. Y como Gabriel cobró sus 600 pesos, con Marta se dieron un gustito. Fueron a una pizzería céntrica, tomaron una cerveza en un bar y pegaron la vuelta a la casa de Cepeda y Bécquer. “Llegamos a las 20.30 y unos minutos después Gabriel se fue con la bicicleta a la casa de unos amigos. Se llevó una mochila y el celular. Como a las 4 volvió y me contó que tres pibes le habían robado en Biedma y Necochea. Vino sin la bicicleta, la mochila y el celular”, contó.

   Con dolor, Marta dijo que Gabriel había llegado con varias copas de más. “Me enojé y le ordené que se fuera a dormir a su casa”, recordó la mujer, quien creyó encontrar en ese correctivo un paliativo para la conducta del hombre.

   La segunda casa de Gabriel está ubicada en Güiraldes al 200 bis, a menos de 150 metros de lo de Marta, también en Villa Manuelita. Pero nunca llegó. Arrancó para otro lado y se quedó tomando unos vinos con unos amigos a 50 metros de la casa de su pareja. “Me asomé a las 6.30 y lo vi tirado. Estaba solo y borracho. Pero vivo. Un vecino que pasó en bicicleta me dijo: «El está borracho. Pero no sabés como está el otro». Me dio mucha bronca, me cambié, me tomé un taxi y me fui para Villa Gobernador Gálvez. No lo quería ver más así. Estaba a punto de dejar la bebida porque tenía hepatitis C. Pero tomaba y eso siempre le traía problemas. Me fui y a las 7 me llamó mi papá y me contó que lo habían apuñalado”, rememoró Marta.



Golpeado. A Gabriel lo hallaron sobre un charco de sangre, a la altura de Bécquer al 541 bis. “Tenía un fuerte golpe en la nuca y un puntazo en el omóplato derecho”, dijo un pesquisa.

   Fuentes policiales precisaron que por la mañana fue detenido Ignacio L., un muchacho de 18 años apodado Nacho, que será indagado mañana por la jueza Roxana Bernardelli como principal sospechoso de haber participado en el crimen del changarín.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Marta era la pareja de Gabriel desde 2003.

Notas Relacionadas
Arrepentida




  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados