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 domingo, 09 de septiembre de 2007  
Hipnosis
Un recurso para aliviar dolencias

En el campo de la salud, la hipnosis fue una de las técnicas más utilizadas en todos los tiempos y en distintas partes del mundo como una herramienta para aliviar las dolencias más diversas.

En Egipto, por ejemplo, fueron hallados en el papiro de Harris, que data de unos 3000 años aC, unos escritos a manera de salmos rituales que invocan las primeras técnicas de hipnosis: “Allí donde coloque mi mano, el dolor cesará”. Es una de las herramientas más viejas que la humanidad dispone para tratar la enfermedad o aquietar las ansiedades (incluso es más vieja que la mayoría de las doctrinas filosóficas antiguas). Miles de años avalan su existencia. Parecería cumplir ciclos de aparición y otros de descanso, pero nunca de olvido.



Práctica complementaria

Hoy se utiliza la hipnosis como complemento en las especialidades médicas: en psiquiatría, psicología, dermatología, gastroenterología, odontología, medicina paliativa, oncología, obstetricia (parto sin temor) y prácticamente en todas aquellas donde se quiera brindar alivio. La hipnosis es una técnica. Estar hipnotizado no es estar dormido, no se pierde la voluntad ni la conciencia; la persona hipnotizada no brinda información distinta a la que podría brindar estando lúcida. A nadie se la puede obligar a realizar actos en contra de su moral y buenas costumbres, ni se la puede forzar a recordar hechos para utilizarlos como material de prueba en la justicia. Todo esto ha sido inculcado por el cine y las películas de ciencia ficción.

La realidad del consultorio y el padecimiento del paciente es una vivencia compleja que necesita de la experiencia de un operador debidamente calificado para efectuar el tratamiento. La hipnosis puede realizarla cualquiera, es fácil pero hay que tenerle respeto. Pero no cualquier patología se beneficia con la hipnosis. Las psicosis, las demencias, el Alzheimer, la enfermedad de Pick, los problemas vasculares y cerebrales no se pueden tratar pues la lesión del órgano afectado aumenta la dispersión de la atención del paciente y no permite realizar una buena hipnosis.

Sin embargo patologías agudas o de inicio reciente como una dermatosis, un colon irritable o una enfermedad autoinmune pueden verse beneficiadas en algún aspecto, fundamentalmente en el emocional, que permite disminuir las crisis, aceptarlas y aprender a convivir con ellas.



Un buen diagnóstico

Mientras más vieja es la enfermedad, más difícil es de tratar. Y esto es una realidad en todas las disciplinas. Al consultorio suelen llegar personas que padecen patologías añosas o síntomas crónicos que utilizaron todo tipo de tratamiento sin resultados gratificantes. La hipnosis no escapa de tal realidad. Hay que ser francos con la persona que consulta.

Un buen hipnólogo interroga, diagnostica y elige el mejor tratamiento para la enfermedad, incluso desechando el uso de la hipnosis y derivando al paciente en el caso que fuera necesario. En otros casos se puede realizar la técnica para aliviar el dolor o la ansiedad que produce algún padecimiento. El paciente suele llegar pidiendo que se le realice hipnosis, sin embargo no debe pensar que una sesión de hipnosis lo cura todo. Nada más lejos.

Por eso la ética profesional es sumamente importante. La hipnosis sólo pueden realizarla los profesionales del arte de curar.



Abel Minacore

Médico psiquiatra

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