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sábado,
08 de
septiembre de
2007 |
Central en estado crítico: ganaba 2 a 0 y perdió 3 a 2
Todavía no ganó en el torneo
Aníbal Fucaraccio / Ovación
Cualquier viento lo desmorona. No tiene reservas. Lo demostró otra vez anoche. Este Central no tuvo inteligencia ni resto anímico para mantener una ventaja de 2 a 0 ante un rival más que discreto como Banfield. El equipo de Ischia se durmió en su intrascendencia, resignó sus ansias de triunfo antes de tiempo y los diez minutos adicionales que dio correctamente el árbitro Baldassi sirvieron de escenario para una remontada increíble del Taladro que destrozó —de la peor manera— las ambiciones de los canallas, que siguen siendo una sombra errante en el Apertura.
Central debía ganar para poder aferrarse a una ilusión. Y en gran parte del partido se apoyó en su oportunismo y eficacia para arañar los tres puntos. Pero en el momento en el que se definía el encuentro, no tuvo ese plus de personalidad y resistencia para aislar la victoria y alejarla del peligro. Hizo todo lo contrario. Se retrasó, resignó voluntad y posesión y por eso se llevó un gran castigo de Peña y Arenales.
No se percibieron signos positivos ni dentro de la cancha ni desde el banco. Banfield se venía, el equipo no brindaba una imagen de solidez que pueda sostener la diferencia conseguida y encima Ischia no muñequeó con acierto desde el otro lado de la línea de cal. El ingreso de Messera, quien desnudó que todavía le falta rodaje para conformar un aporte de valía, por Arzuaga fue la muestra más evidente de que los canallas dejaban todas sus banderas libradas al azar y a la puntería de su rival. Y lo pagó muy caro.
El partido había amanecido con buenas luces para Central ya que pegó primero, a los 17’, con el gol de Arzuaga, que aprovechó un horror de Herner. La visita contestaba así a las insinuaciones del dueño de casa que amenazaba en ráfagas pero chocaba sistemáticamente contra las manos de Alvarez. Le costó sangre y sudor pero se pudo ir al descanso en ventaja.
El complemento exhibió el mismo libreto. Banfield hacía el gasto y los canallas buscaban hallar la contra salvadora. Y llegó. Arzuaga se escapó por izquierda, a los 6’, hizo un lujo en la cara de Sanguinetti, que lo bajó y le regaló el penal. El Pelado Costa sacó chapa de guerrero de pura cepa y lo transformó en la segunda conquista. Todo hacía presumir la noche de la resurrección auriazul. Pero la taba se dio vuelta.
Arzuaga y Alvarez salieron lesionados, sus reemplazos no estuvieron a la altura de las necesidades, y dejaron al equipo sin líderes en el juego. Central perdió la brújula, defendió la distancia en el marcador sin orden, muy cerca de su arco y tuvo que ser testigo de su propia debacle.
Ante la insistencia de Banfield, a los 85’, Patiño —justo un ex Newell's— marcó con un potente remate el inicio de la reacción local. Luego Baldassi estableció el fatídico alargue y Pavlovich —otro ex leproso— le colgó el cartel de empate transitorio al pleito tras una entrada por derecha. Y había espacio para más. En la expiración del duelo, Imperiale cometió un penal infantil y le abrió las puertas de la hazaña al Taladro. Y la suerte volvió a darle la espalda a los auriazules. Castellano atajó en primera instancia ante el disparo de Lucchetti, pero el arquero verdiblanco capturó el rebote y señaló la conquista del triunfo.
Fue un mazazo. Uno más. De esos que duelen y dejan cicatrices. Fue un cimbronazo que hizo añicos la estantería canalla y profundizó su estado crítico. Justo en la previa del clásico.
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Fotos
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Frustración y desencanto. Borzani y Messera dejan la cancha con gestos de bronca y resignación.
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