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 domingo, 26 de agosto de 2007  
De inmigrantes suizos
Lo describen como parco, incansable, exigente. Rasgos que Hermes Binner parece heredar de sus ancestros

Emprendedor, incansable, parco, afectuoso pero exigente y con entereza frente a la adversidad, son algunos de los calificativos que sintetizan a ese hombre de origen suizo llamado Hermes Binner, que por segunda vez intentará erigirse en el primer socialista en alcanzar la Casa Gris.

Nacido el 5 de junio de 1943 en Rafaela, recibió una estricta educación primaria en el Colegio San José (de los Hermanos Maristas). Luego ayudó a fundar el centro de estudiantes del Colegio Nacional. Y se enfrascó en el debate educativo conocido como “Laica o libre” durante el gobierno de Arturo Frondizi. Tenía 15 años.

Sus abuelos eran del cantón de Valais y mantiene una estrecha relación con la comunidad suiza, con la que se reúne y comparte el chucrut, la comida típica de Alsacia y Alemania.

En 1960 Binner se afilió al Partido Socialista Argentino (PSA) de Alfredo Palacios y Alicia Moreau de Justo y, un año después, comenzó a estudiar Medicina en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Mientras devoraba textos de Leo Huberman y Enrique Pichon Rivière, arrancó su militancia en el Movimiento Nacional Reformista (MNR).

El título de doctor lo recibió en 1970, especializándose en anestesiología y en medicina del trabajo. El modelo a seguir fue el del pediatra Florencio Escardó.

Luego participó de la fundación del Partido Socialista Popular (PSP) de la mano de Guillermo Estévez Boero, otro faro que lo guió. “Terminábamos de operar y se iba a atender al dispensario de Villa Manuelita”, recuerda el doctor León Epstein, su amigo. Frente a la cruenta dictadura militar optó por los derechos humanos y la actividad gremial en la Asociación Médica y el Colegio Médico.


El salto a la función pública
Con la recuperación democrática dirigió los hospitales Neuropsiquiátrico y Centenario. En 1989 fue designado secretario de Salud Pública por el intendente Héctor Cavallero. Fogoneó la transformación del sistema sanitario.

Hincha confeso de Atlético Rafaela y de Central Córdoba, Binner pasó por el Concejo Municipal y, en 1995, los votos lo depositaron en la Intendencia, desde donde impulsó la descentralización municipal y la gestión ciudadana.

Se alejó del Palacio de los Leones en el 2003, completando dos mandatos y luego de perder la carrera por la Gobernación (ley de lemas mediante, actualmente derogada) ante el justicialista Jorge Obeid.

Fanático de los asados y de la música —en especial la clásica—, Binner se casó en dos oportunidades y tiene cinco hijos: un varón y tres mujeres (Agustín, Carolina, Varinia y Lucía) del primer matrimonio y el más chico, Emilio (9 años), del segundo (con Silvana Codina). Tres son médicos y hay una ingeniera industrial en puerta. Los nietos suman seis.

Cada vez que puede enarbola la premisa de “pensar un país en celeste y blanco” y reitera su férrea defensa de lo que considera el pilar de la sociedad: la niñez.

Ese estilo le permitió consolidar una particular relación con Néstor Kirchner, al que criticó pero también elogió por varios de sus actos de gobierno.

Los puntos en común con Kirchner lo convirtieron en referente de la transversalidad, la arquitectura política sobre la que se recostó el primer mandatario durante gran parte de su gestión, y en un objeto del deseo de la Casa Rosada.

Las últimas vacaciones las pasó junto al mar en Villa Gesell (un destino habitual), aunque suele recalar en la casa que su padre hizo en Río Ceballos (Córdoba). Y su reciente anuncio de vivir en la ciudad de Santa Fe en caso de ganar las próximas elecciones conmovió el escenario político.

Dicen que una jornada de campaña de Binner arranca entre las 6 y las 7 y concluye a la madrugada del día siguiente, cabeceando o atendiendo algún celular que no deja de sonar.

“Es muy sencillo. Maneja el auto y ceba mate”, describe Rubén Galassi, ex director de Comunicación Social de la Municipalidad. Mientras ausculta la agenda de trabajo, el diputado provincial Antonio Bonfatti —un incondicional ladero— lo tilda de “incansable”.

En el escaso tiempo libre que le queda, porque también integra la mesa nacional y es secretario general de la Federación Santa Fe del Partido Socialista, prioriza sus dos actividades de esparcimiento preferidas: las caminatas y la lectura de libros y diarios.
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Hermes Binner y una de sus hijas en las ruinas de Cayastá.

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