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domingo,
26 de
agosto de
2007 |
Entre la expulsión
y la oportunidad
Hace unos días un grupo de alumnos de una escuela técnica fue noticia debido al acto de violencia que cometieron dentro de ella y luego reprodujeron en internet. La respuesta de la sociedad no se hizo esperar. Algunos sostenían que los alumnos debían ser expulsados y en un primer momento es lo que todos pretendíamos. Sin embargo, luego del asombro frente al caso, la propuesta fue pensar qué se lograría con la expulsión. Si bien la escuela tradicional fue pensada para alumnos disciplinados, pacientes y con conductas esperables, pero hoy la realidad nos muestra que muy diferentes a décadas atrás y, por ende, las prácticas docentes que se entraman en ella. ¿Qué pensaban estos alumnos mientras rompían y tiraban los bancos contra las paredes, qué los llevó a hacerlo, qué hizo la escuela o qué dejó de hacer para que eso ocurriera? ¿Y qué hacer frente a esto, expulsarlos, reprimirlos, decir "acá no pasó nada"? No hay respuestas rígidas ante estos casos. Resulta acertada la propuesta de las autoridades: amonestaciones frente al hecho pero, a su vez, abriendo una posibilidad, sólo una, de que sigan en carrera. En palabras de Silvia Duschatski, no es fácil dejar a los alumnos a la deriva para que se transformen en desertores, con cierto recelo para con las instituciones sociales. Sin embargo, esto debe ser una instancia de aprendizaje para todos: el director, los docentes, los alumnos (sean partícipes o no del hecho) y los padres. Lo bueno es plantear debates para y en las escuelas de hoy. Hay nuevos escenarios, hay interlocutores, dejémoslos hablar.
Carina Cabo
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