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 domingo, 26 de agosto de 2007  
La Filarmónica de Berlín, un ornamento del régimen nazi

Berlín. — Un nuevo libro retrata a la Orquesta Filarmónica de Berlín como una sirviente privilegiada de la propaganda nazi bajo Adolf Hitler. La reconocida orquesta llegó a un acuerdo con el régimen nazi, que le proporcionó seguridad financiera y beneficios, como finos instrumentos y privilegios para sus músicos.

   A cambio la orquesta, considerada entonces y hoy una de las mejores del mundo, sirvió como un ornamento cultural para el nazismo. Realizó giras en el extranjero como ejemplo de la “superioridad cultural alemana”, ofreció conciertos masivos con grandes svásticas y tocó para Hitler en sus cumpleaños.

   El historiador canadiense Misha Aster, quien vive en Berlín, escribe en “Das Reichsorchester”, o “La orquesta del Reich”, que la relación fue compleja, y cada parte explotó a la otra a su propio beneficio, aunque el jefe de propaganda nazi Joseph Goebbels tenía el control sobre la Filarmónica y su director estrella, el célebre Wilhelm Fürtwängler.



Crisis y estatización. La orquesta tuvo graves problemas financieros durante la depresión económica alemana de los años 20 y 30. Como empresa privada propiedad de sus músicos, la orquesta, independiente y de ideas democráticas, tuvo que suplicar subsidios al gobierno, aún antes de la toma de poder nazi en 1933. La orquesta y su director encontraron repentinamente a un ávido socio en Goebbels, quien veía la música como una herramienta de propaganda. El gobierno nazi simplemente compró las acciones de los músicos, estatizando la orquesta y convirtiendo a sus integrantes en sus sirvientes.

   La Filarmónica se había negado a reducir el salario de sus músicos o su cantidad de miembros, por lo que el financiamiento nazi significaba que podrían seguir contratando a músicos de primera e interpretar piezas diseñadas para grandes orquestas, preservando su posición de elite en el mundo musical alemán y europeo. Pero había un precio que pagar. Servir al régimen incluía dedicar tres días de abril, del 18 al 21, al cumpleaños de Hitler.

   Los músicos también se unieron a la organización cultural nazi Fuerza A Través de la Alegría, dando conciertos en estadios decorados con esvásicas, para introducir a las masas a la música clásica.

   Fürtwängler usó su relación con Goebbels para defender a los cuatro músicos judíos de la orquesta, e incluso ignoró solicitudes de los pocos nazis de la formación para que se deshiciera de ellos. Pero los cuatro, incluyendo al primer violín, Szymon Goldberg, escaparon de Alemania a principios de la temporada 1935-36 en medio de un intenso antisemitismo en Alemania.



Muestra en Berlín. El libro fue bien recibido por la filarmónica, que inauguró ayer una exhibición histórica sobre su papel en la Alemania nazi, en el vestíbulo de su sala de conciertos en Berlín.

   Hoy, músicos de 19 nacionalidades forman parte de la Filarmónica de Berlín, incluyendo al maestro israelí Guy Braunstein y al director británico sir Simon Rattle.


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