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 domingo, 12 de agosto de 2007  
Tucumán
La simpleza de Amaicha del Valle

A 164 kilómetros de San Miguel de Tucumán y a 57 de Tafí del Valle se encuentra el pueblo de Amaicha del Valle que, además de su impresionante cielo azul, guarda un pedazo de historia en cada rincón de su privilegiada geografía.

Los Valles Calchaquíes sorprenden al visitante en cada sector de su extenso recorrido con sus impactantes paisajes de cerros llenos de colores, pueblos que guardan mucha historia y donde se encuentran restos de la cultura indígena.

Amaicha tiene una población de algo más de 5.000 habitantes con predominio de su población rural. Presenta un clima seco y fresco (verano templado e invierno seco), es muy conocido por la calidad de sus frutas y es el único centro en el que se produce el vino patero en la provincia.

El pintoresco pueblito ofrece al visitante muchos lugares llenos de belleza e historia: El Paso, El Remate, Los Chañares, Salamanca, Los Colorados, La Salina, Los Corpitos y Ampimpa (allí se encuentra el observatorio meteorológico); Los Zazos, Tío Punco, Calimonte y Encalilla. También están Anjuana, Tala Paso (punto de encuentro de las copleras) y, con sus huellas históricas, se hallan El Bañado y Quilmes.



La Madre Tierra

En Amaicha del Valle existe un espacio donde se cuidan los restos de sus raíces culturales. Se trata del Complejo Museo Pachamama, de 10.000 metros cuadrados y 3.000 metros cubiertos, ubicado sobre la ruta 307, a la entrada del centro turístico. En la institución hay reproducciones de diversos elementos que abarcan períodos históricos desde el año 800 A.C. de lo que hoy es el Valle Calchaquí.

El museo de la Pachamama alberga a varias salas temáticas referidas a la geología y a la arqueología del norte argentino. En sus salones se pueden encontrar paneles informativos, una maqueta a escala de los Valles Calchaquíes, especial para ubicarse a vuelo de pájaro, junto a importantes piezas de las culturas y poblados aborígenes.

El edificio fue diseñado y organizado por el pintor, escultor y artesano autodidacta Héctor Cruz. Este es en sí una exótica obra de arte. Los pisos y las paredes son un mosaico hecho con piedras de la zona y también diseñados por Cruz. Las imágenes representan varias figuras de la cosmología indígena. Recorriendo los patios del fmuseo uno recibe un resumen iconográfico de las culturas calchaquíes. Está la Pachamama (Madre Tierra), el Inti (dios Sol) y Quilla (la diosa Luna) entre varios otros.

Otra atracción de esta villa es la Fiesta Nacional de la Pachamama que se realiza todos los años en el mes de febrero, se lo hace coincidir con el carnaval, esta fiesta dura una semana y el último día se elige la mujer más anciana del lugar, quien recibe el nombre y el legado de La Pachamama, Madre Tierra, la cual representará durante todo un año, hasta la próxima celebración. En el pueblo también se pueden realizar compras de productos regionales en las pascanas (lugar donde se realiza la venta de comidas y productos regionales) que están ubicadas a los alrededores de la plaza cuyas calles están techadas con cañas.



Tierra de artesanos

En Amaicha del Valle se encuentra la única comunidad indígena del Norte argentino que conserva aún la cultura diaguita, que se fue transmitiendo de generación en generación. Sus pobladores son verdaderos artesanos que fabrican piezas únicas con un arte que conservan a pesar de los embates de los tiempos modernos, con una muestra pura de sus raíces. La zona es famosa por la producción de exquisitos vinos caseros, alfajores, turrones y quesillos.

Además de la plaza principal, el poblado cuenta con ocultos encantos sólo disponibles para quienes se animen a caminar por sus tranquilas calles o visitar los solitarios y silenciosos lugares en los cerros. En la villa no hay muchos lugares para alojarse ni grandes restaurantes. Desde hace unas semanas se puede alojar en una flamante posada con habitaciones equipadas hasta con TV plasma y jacuzzi. Tiene piscina, asador con vista a las montañas, y brinda la posibilidad de realizar excursiones en 4x4 por los alrededores de Amaicha y por el resto de los Valles Calchaquíes.
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